Curso de retórica marxista: el caso Monedero‏

miguel angel pazosMiguel Ángel Pazos-(*)

En el tema de la corrupción y de los diversos delitos fiscales que han ido ocurriendo a lo largo de los años, todos hemos reaccionado de una forma beligerante, máxime cuando algunos hemos alzado la voz cuando los sinvergüenzas que los cometían estaban identificados con unas siglas que algunos queremos, respetamos, valoramos y por las que trabajamos día a día por el servicio a nuestros vecinos de una forma cabal, respetuosa, sincera y honesta.

No obstante, la crisis unida a los continuos casos de corrupción que se ponen de relieve en la prensa ha ido creando una desafección importante hacia la política de las personas que se implican con su voto activamente en la representación de sus cargos públicos, de tal suerte que algunos la han ido aprovechando para crear un discurso en el que unos – «la casta» – esquilman a otros – la gente de bien y humilde – que sufren las consecuencias más duras y son rectos y honrados, creando un discurso con retórica de clases de manual de primero de marxismo político.

Lo que ha ocurrido con el caso de Juan Carlos Monedero es que ha resultado que uno de los creadores de ese discurso ha sido pillado creando una sociedad fantasma para tributar al tipo del 25 % de Sociedades, y no en el IRPF, con la subsiguiente investigación por parte de Hacienda y, finalmente, con el implícito reconocimiento del investigado de que debía dinero a Hacienda habiéndolo regularizado mediante una compensatoria anterior a la sanción que le correspondería.

La reacción de Monedero y de Podemos en cuanto se conoció el caso recordó, y mucho, a la reacción de otros políticos «de la casta» cuando les pillaron (véase el “caso Granados”, que se paseó por multitud de platós explicando su caso con una falsa transparencia que en su momento se elogió).

En primer lugar, el personaje dijo que era una campaña orquestada contra él y Podemos en la que «no había nada” con lo que desprestigiarle. Por otra parte, su jefe, Pablo Iglesias, puso la mano en el fuego por él e incluso hizo partícipes a los ciudadanos de un supuesto «favor» que Monedero hacía: tributar en España cuando no tenía por qué” (¿perdone?).

Pero en segundo lugar, lo más gracioso del tema fue ver al propio Monedero en una suerte de mítin retando al ministro de Hacienda diciéndole que «no le tiene miedo”. Y efectivamente, miedo no le tenia, puesto que intento burlar al fisco unos dinerillos correspondientes a los casi 500 mil euros que tenía que regularizar.

Más allá de lo cínico que ha resultado el lenguaje de los dirigentes de Podemos, se extrae una lección básica: el discurso de primero de marxismo donde todo se reduce a una guerra de «buenos» (los de “arriba») y «malos» (los de “abajo”) no hace justicia al siglo que vivimos, en donde casi todos los partidos están conformados por gente variopinta de todos los extractos sociales (sí, el Partido Popular también) respondiendo a ese concepto interclasista que define a los partidos modernos. Quizás las ideas propias del siglo XIX y comienzos del XX debieron de quedarse ahí, y nunca más salir ni repetirse.

(*)-Es presidente de NN-GG. de Narón.

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