La laguna de Doniños y su leyenda de ciudad sumergida

faf-SEl Foro de Amigos de Ferrol quiere resaltar los valores naturales y etnográficos de un lugar relevante de la comarca de Ferrol: la laguna de Doniños y su leyenda de ciudad sumergida.

LA LAGUNA DE DONIÑOS

La laguna de Doniños está situada en una depresión del valle del río Anido, parroquia de San Román de Doniños, a seis kilómetros de Ferrol. Es  un ejemplo de interacción  entre mar y tierra, resultando un ecosistema donde los esquistos o rocas blandas sirven de asiento a las aguas y las rocas graníticas le sirven de límite. De figura casi oval, ocupa unos 2 km2 con once metros de cota más profunda.

Su barra arenosa de cierre consiste en numerosas  dunas con vegetación palustre y sus aguas son ricas en vida vegetal y animal. desde cañaverales, junqueras y carrizales a un bosquete caducifolio donde predominan sauces y alisos. La vegetación sirve de refugio a numerosas aves, como patos y garzas, golondrinas y vencejos, y gaviotas plateadas. En sus aguas se crían anguilas y percas, mientras se cubren de nenúfares blancos.

Numerosos autores han escrito sobre la laguna de Doniños; desde el padre Martín Sarmiento el siglo XVIII, los historiadores Manuel Murguía y Montero Aróstegui el siglo XIX, y Santiago de la Iglesia y Eugenio Carré a principios del siglo XX. El año 1985 Ana M. Romero y Xosé M. Pose investigaron el castro de Croa de Fontá y su posible relación con la laguna de Doniños.

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 LAS LEYENDAS DE LA LAGUNA DE DONIÑOS

Fueron muchos los historiadores que trataron sobre las ciudades sumergidas gallegas y sus leyendas: desde el Licenciado Molina y Lucas Labrada a Villaamil y Castro y Leandro de Saralegui. La laguna de Doniños fue citada por etnógrafos como Taboada Chivite, Luis Monteagudo y Bouza Brey.

Sus leyendas fueron también estudiadas por los etnógrafos Leandro Carré, Francisco de Frutos, Caudet Yarza y González Reboredo, recogiendo leyendas similares: Jesús llega pidiendo limosna a la ciudad de Valverde, donde una mujer con dos criaturas le da limosna. Jesús aconseja a la mujer que huya monte arriba; mientras las aguas anegan la villa, la madre muere y las dos criaturas flotan en las aguas.

Estas leyendas de la laguna de Doniños se asemejan a otras relativas a ciudades gallegas sumergidas: desde las ciudades míticas de Boedo en Guitiriz, Donón en Cangas y Duio en Fisterra hasta las lagunas de Carregal y Cospeito en Lugo, Forcarei en Pontevedra, Traba en A Coruña y Antela en Ourense, pasando por O Roxal en Neda y la laguna de Pantín en Valdoviño.

En publicaciones ferrolanas como “Camiños de Ferrolterra”, de Llorca, P. Alberti y Romero, se narra la leyenda de una mujer que huye de las aguas llevando dos niños de la mano; al mirar hacia atrás muere ahogada mientras los niños quedan clavados en las rocas. Esperanza Piñeiro y Andrés Gomez, en su obra “Lendas e relatos ferroláns”, hacen un recorrido por leyendas del mundo imaginario ferrolano, recogiendo para la laguna de Doniños una versión similar, lo mismo que hace Víctor Alonso en su trabajo sobre las ciudades sumergidas y su relación con los Caminos de Santiago, donde estudia los componentes materiales e inmateriales de Doniños.

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En varias versiones gallegas de la leyenda de la inundación de una ciudad sepultada por castigo divino se alude a “dos niños”, dos palabras de las que algunos hacen proceder el nombre de la parroquia, Doniños. El filólogo Porto Dapena considera inverosímil esta derivación del castellano “dos niños”, rechazando también la propuesta del escritor ferrolano Pérez Barreiro, hecha el año 1964, que la hace proceder de la frase gallega “dos niños”, referida a un lugar de anidada de aves.

Mientras que algunos autores relacionan el topónimo de Doniños con el nombre del antiguo pueblo de los Dumnios, Álvaro Porto, según documentos de los siglos XI y XII recogidos por Montero Díaz, hace derivar el nombre actual de Doniños del latín Domnus y, a su vez, éste del anterior Domninus, con el significado de señor o dueño, pero también con referencia al Señor (o sea, Dios). Resume su trabajo diciendo que se trata de un teónimo convertido luego en un antropónimo, pasando finalmente a ser un topónimo o nombre de un antiguo propietario.

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