Cuestión de bolas

Cuando en estos días, se está hablando de los derechos de «tal» y de los derechos de «cual», con toda la razón del mundo porque el hombre y la mujer son libres por naturaleza nos encontramos un hecho, comentado por varios ciudadanos, que solamente demuestra que «las clases» siguen existiendo en determinados sectores de la sociedad.

Me cuentan que en determinada entidad ferrolana hasta no hace mucho tiempo a los socios se les elegía mediante bolas.

Cada directivo introducía en una bolsa o bien una bola blanca, que significaba la adhesión a un nuevo socio, o una bola negra, que ya saben… a la calle. Eran tiempos en los que «las castas» realmente existían y era muy difícil luchar contra ellas. Tiempos en los que si le caías mal a un directivo, ya sabes que te pondría esa bolita negra.

Eran tiempos en los que aun se decía «no sabe con quién está usted hablando».

Recuerdo muy de pequeño que la clase ferrolana se distinguía los domingos cuando unos y unas paseaban por la calle Real y los otros y las otras por la zona de los Cantones.

Siempre pensé que esos tiempos ya habían pasado cuando, como digo me cuentan que en esa determinada sociedad llegó una persona para darse de alta de socio y su sorpresa fue mayúscula cuando le preguntaron cuál era su profesión. Respondió que la de militar… y todo de rosas hasta que le preguntaron por la escala, y claro,… ahí hubo bola negra  del directivo, al decirle que no podía ser socio, sin más. Ustedes ya se darán cuenta, más o menos, de la escala militar a la que me estoy refiriendo.

Ya ven como están las cosas.

¡Si se preocuparan esos directivos de echar matarratas en los salones de ese bello edificio se evitarían que algún grueso y orondo ejemplar ratonil se paseara  entre el público que había acudido a contemplar una estupenda exposición de un pintor ferrolano, con el consiguiente susto! ¡Eso si que es cuestión de «bolas»!

Desde Ultramar… un saludo.

P.S. Director