Sostenella y no enmendalla

Juan Cardona Cjuan@juancardona.es

La excesiva exposición de nuestros políticos a los medios de comunicación en esta campaña electoral nos conduce a una máxima inapelable que tiene su refrendo en el refranero español: «El que tiene boca, se equivoca»; ergo «Quien mucho habla, mucho yerra»; sin embargo hay una solución a estos errores o despistes cometidos: pedir disculpas, si se ha ofendido a alguien, y corregir: «Donde dije digo, digo Diego» o asumir el error y quitarle importancia tomando la rectificación con humor. Recientemente tenemos un ejemplo de esto último. El señor Pablo Iglesias, en el debate a cuatro de Atresmedia. Se refirió a una prestigiosa Auditora/Consultora como «House wáter watch Cooper» en lugar de PricewaterhouseCoopers (PwC): acertó tres de cuatro sin el orden correcto (que en ingles tiene su importancia), No sé lo que pensaría el señor Edwin Waterhouse si viese su apellido, partido, invertido y sustantivado. El señor Iglesias Turrión lo zanjó de manera y forma inteligente, con mucho humor lo consideró un homenaje a Chiquito de la Calzada: buena cintura; aunque lució poco su estancia y estudios en Cambridge.

En el otro extremo la propuesta de referéndum de autodeterminación en Cataluña, propuesto por el mismo señor. Lo fundamentó con los antecedentes del realizado en 1977 (sic) en Andalucía y en el reciente Escocés. Quizás desde la altura de su doctorado y dos licenciaturas, no quiso enmendar la metedura de pata. Argumentó que la autodeterminación ya fue aplicada en democracia, decidiendo Andalucía su permanencia en España; cuando todos sabemos que se limitaron a decantarse por la fórmula de acceder a la autonomía (artículos 151 / 143 de la Constitución) en febrero de 1980. ¿Confusión, del profesor? ¿Lapsus línguae?: No, la propuesta en Cataluña es clara y la mantiene. Invoca los Derechos Humanos, obviando que la «Libre determinación» para la concesión de la independencia se refiere en exclusiva a los países y pueblos coloniales (Resolución 1514 (XV) de la ONU el 14 de diciembre de 1960). No sabía que Cataluña fuese una colonia de la opresora España: ¡Cousas veredes! Lo de Escocia se desmonta fácilmente; solamente recordar que forma parte de un club llamado Reino Unido (el reino de Escocia se unió en 1707 con el de Inglaterra), y hace unos meses representantes políticos decidieron, de común acuerdo, renovar o no el Acta de Unión: el parecido con el «problema catalán» es como un huevo a una castaña. Apoyar a los seguidores de Colau y a los de su partido en las generales del día 20 tiene un precio: «sostenella y no enmendalla».

Estos errores no son exclusivos del señor Iglesias, se extienden a todos los líderes de los partidos. Albert Rivera y la señora Arrimadas han tenido que salir a matizar propuestas que algunos candidatos de Ciudadanos no han explicado bien o no han sabido rebatir los ataques de los adversarios en programas o tertulias de televisión (casi todas trufadas por intereses partidistas): el AVE a Galicia, la «Ley de violencia de género» o el contrato único, entre otros. Del PSOE no puedo opinar por no tener disponible el diccionario Ferraz – Varones/Varonesas autonómicos/as. De señor Rajoy, menos: como buen ciclista después de quemar a sus gregarios comienza el sprint final. ¡Nos merecemos una semana de reflexión!

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