Sanidad gratuita para indocumentados

manuel molaresManuel Molares do Val
Cuatro meses después de llegar al Gobierno, el 20 de abril de 2012, Mariano Rajoy emitió un Real Decreto que retiraba la tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin papeles.

Aunque les garantizaba asistencia en urgencias y a la maternidad, toda la oposición declaró inhumana e ilegal la medida, mientras por toda España el personal hospitalario salía a protestar.

En el Parlamento la oposición en bloque inició una guerra contra Rajoy. Aún continúa, y actúa hostilmente contra cualquiera de sus propuestas. El “No es no” socialista nace de ahí.

Más de cuatro años después el Tribunal Constitucional acaba de aprobar el Decreto, justificándolo por la necesidad de sostener un sistema que deben pagar sus beneficiarios legales y naturales, los españoles.

Parece por tanto que el Constitucional tiene en cuenta que los indocumentados, muchos llegados con enfermedades de tratamientos caros, y algunos trayéndose para curarlos a familiares enfermos, no han contribuido a sostener un sistema caro, y no gratuito.

Sorprendentemente, y pese a todas las advertencias de opositores y hospitales, se desconocen casos de muertes por desatención entre los 800.000 indocumentados que había en 2012, fallecimientos que sí ocurren en Francia, Alemania o Reino Unido.

Ante esta sentencia debe recordarse el peso y valor de la caridad, la entrega de servicios por sentimientos de amor religioso o fraternidad laica, y una de las razones de que los indocumentados no murieran por las calles.

Es una honrosa práctica gratuita que hemos desacreditado con la falacia de que todos tenemos iguales derechos cívicos, incluidos los que deben pagarse.

Debemos defender la caridad y no imponerle a los contribuyentes cargas que podrían aconsejarles hacerse más evasores aun, hostiles a sostener un Estado dominado por quienes le llaman justicia a lo que es amor, religioso o fraternal.

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Un comentario

  1. Penoso artículo. El autor quiere hacernos creer que el coste de la asistencia sanitaria pública en España cae del cielo y por ello propone que se regale a todos los indocumentados extranjeros que tengan a bien dejarse caer por aquí. La realidad es que para los contribuyentes españoles cada día que pasa la calidad asistencial se resquebraja más y más, con aumento de listas de espera, limitación de recursos asistenciales en los hospitales como es la precoz alta antes de la curación o la disminución de pruebas diagnósticas necesarias, etc.

    Ya conocemos bien el desastroso efecto llamada que tuvo la política demencial de ZP para las cuentas públicas con su orgía demencial de alianzas de civilizaciones, turismo sanitario y demás locuras a cuenta de los contribuyentes españoles que logicamente nunca tuvieron reciprocidad para quienes viajaban al extranjero sin ningún seguro sanitario. Y es que cae de cajón que todo el mundo sabe que la vida bohemia del aventurero que busca la paz por el mundo bajo las estrellas y viviendo de la caridad… como cantaba Franco Batiato, está muy bien para la poesía pero no tiene cabida en el cruel mundo real