La Soledad y Caladiños cerraron los desfiles procesionales de la noche del Viernes Santo en Ferrol

Fot. Ignacio del Moral

Dos procesiones atrajeron la atención de los ciudadanos en la noche de este Viernes Santo, la de la Soledad, de la Venerable Orden Tercera y la de “Os Caladiños», que señala el traslado de la imagen de la Dolorosa y San Juan desde la S.I.Concatedral de San Julián a la iglesia sede de Dolores.

PROCESIÓN DE LA SOLEDAD

A las nueve de la noche efectuó su salida de la capilla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco la procesión de la Virgen de la Soledad. Los cofrades acompañaban a la bella imagen que muestra el dolor de la madre ante la pérdida de su hijo amado

 

La Virgen de la Soledad, una talla anónima del siglo XVIII, procesionó bajo palio, bordado en oro sobre tela de Damasco, sustentado por doce varales plateados y repujados en fino relieve. En el adorno floral destacaban las rosas blancas. La imagen lucía un hábito blanco, recamado en hilo de oro con temas vegetales y el manto de terciopelo negro bordado en hilo de plata.
Con esta procesión la Cofradía recupera desfile procesional que se realiza desde antes del año 1756.

Fot. Ignacio del Moral

Acompañó a la Soledad en su tristeza, la hermosa y moderna talla de María Magdalena, obra de Guillermo Otero Feal del año 1956, en un trono ovalado.

La procesión recorrió las calles Real, San Diego, Magdalena, Rubalcava, Real, y se retiro en la capilla y la parte musical estuvo a cargo de los tambores de la Cofradía, ACOTAGA  y la banda Agarimo de Catabois.

Asistieron una representación de las Cofradías de la Merced y Angustias.

PROCESIÓN DE OS CALADIÑOS

Tras un acto litúrgico en la Santa Iglesia Concatedral de San Julián, pasadas las once de la noche salían a procesionar las imágenes de San Juan y la Virgen de los Dolores. Junto a los cofrades figuraban, como es costumbre centenaria, largas filas de mujeres y hombres portando velas de cera que alumbran el caminar de la Dolorosa en un respetuoso silencio solamente roto por los compases fúnebres de los tambores y las rasgadas notas de la banda de música que acompañaban a la Virgen, una hermosa talla del siglo XVIII, rodeada en su trono por varios centenares de rosas blancas. Daban escolta al trono de la Virgen guardiamarinas de la Escuela naval Militar de Marín.

Fot. Ignacio del Moral

Después de recorrer las calles de Sánchez Barcaiztegui, Magdalena, Tierra, Real y plaza de Amboage es precisamente en esta plaza donde ante una multitud de fieles se realizó un auténtico homenaje a la Virgen en su Dolor.

Fot. Ignacio del Moral

La apoteosis final se produjo en un estruendoso aplauso en el momento en el que la imagen de la Virgen fue introducida en la iglesia a los sones del Himno Nacional.

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