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Últimos días para poder disfrutar en la Sede Afundación de Ferrol (plaza de la Constitución, s/n) de la exposición del II Premio Galicia de Fotografía Contemporánea. La muestra se organizó a partir de la colaboración entre Afundación y el festival Outono Fotográfico y permanecerá expuesta hasta el próximo 15 de julio, en horario de lunes a sábado de 11.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas. El proyecto reúne los ensayos de Berto Macei y Jose Romay que obtuvieron ex aequo el II Premio Galicia de Fotografía Contemporánea que convoca desde el año 2013 la Asociación Proxecto Benito Losada y el festival Outono Fotográfico, gracias al patrocinio de la Deputación de Lugo y la Xunta de Galicia. Este premio tiene por objeto promover la fotografía contemporánea y las cuestiones éticas que suscita, en general, el arte contemporáneo respecto de las formas de dominación y la imposición de límites al pensamiento.
En la serie fotográfica de Macei, el autor sigue las propuestas de James Monaco de no considerar el film noir como un género per se, sino más bien un estilo visual. Por tanto, en sus fotos se presenta una estética influenciada por el expresionismo alemán. Si se atiende al fondo, también Macei se vincula con el realismo poético francés a través de una suerte de fatalismo que rodea a los personajes que fotografía o los siempre recurrentes héroes venidos a menos. En cada imagen va haciendo énfasis en la autenticidad, como en el neorrealismo italiano.
El neodocumental de Romay, Rururbania Salnés, alude al lenguaje clásico de este género, como vemos en este trabajo, para manipularlo como los coetáneos americanos de Romay. El autor explora los límites entre lo rural y lo urbano, lo construido y lo natural. Articula un análisis bien diferente a los que se han realizado del espacio común en Galicia. Persigue una lectura más pausada de la relación entre paisaje y territorio con una cierta carga de retranca en el mensaje que las imágenes de elementos secundarios que, además, hablan de la intencionalidad del proyecto.
Jose Romay presenta en Rururbania Salnés un territorio hostil donde los límites entre lo verde y lo gris se fueron desenredando para dar en tonos anaranjados que acercan lo humanizado y lo salvaje, y que mezclan lo industrial con lo habitable.
