En el Tercio del Norte se realizó un ejercicio sobre la existencia de un paquete bomba

Fot. Galicia Ártabra

Una llamada telefónica informando de la posibilidad de un paquete bomba bajo un vehículo en las cercanías del Cuartel de Dolores, en Batallones, base del Tercio del Norte de Infantería de Marina alertó a las Fuerzas de Protección bajo la dirección del coronel Carlos Pérez-Urruti Pérez.

Y…podría ser un caso real aunque la operación desarrollada forma parte de FPEX-18, el mayor ejercicio de seguridad del año, en cuanto a personal, medios y despliegue, que afronta la Fuerza de Protección de la Armada. Se desarrolla desde las 16.00 horas del martes 8 de mayo, hasta las 12.00 horas del jueves 10 de mayo en toda la geografía española y en Ferrol participa el Tercio del Norte, con base en Ferrol.

Unos 500 efectivos que son parte de los 1.700 infantes de Marina que se enfrentan y tratan de resolver los diferentes incidentes simulados de seguridad programados por el Estado Mayor de la Fuerza de Protección. Y es que, en este ejercicio, también participan además del Tercio del Norte, en Ferrol, el Tercio de Levante, en Cartagena, la Agrupación de Madrid, en la capital y la Unidad de Seguridad de Canarias, en Las Palmas de Gran Canaria.

Un explosivo bajo un vehículo

El ejercicio realizado en la mañana de este jueves que bien pudiera ocurrir en la realidad ha servido para comprobar la capacidad de reacción de la FUPRO (uno de los tres componentes de la Infantería de Marina, junto con el Tercio de Armada y la Fuerza de Guerra Especial), encargada de dar protección a las personas, bases e instalaciones de la Armada, además de contribuir a la seguridad marítima con sus equipos operativos especializados en operaciones de interdicción marítima y de protección de unidades navales.

En este caso, tras la llamada telefónica de alerta en la que se marcaba un límite de explosión de media hora lo primero que se hizo fue aislar, señalizar y proteger la zona en donde podría encontrarse el posible paquete bomba, marcando un perímetro de seguridad para evitar cualquier acceso al lugar.

En la operación interviene personal de la compañía de seguridad y se empiezan a activar la Detección y la Desactivación.

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La detención es propia del Tercio con perros especializados, la unidad cinológica tiene la capacidad de detectar explosivos.

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Se empieza por la detección con Disny, uno de los pastores belgas de la unidad, para rastrear la zona. Es este equipo de desactivación el que manda el siguiente paso : el guía, perfectamente equipado con el equipo de protección, ordena al perro la detección de explosivos. Tras «la búsqueda» el perro se sienta junto a un vehículo indicando que allí está el posible paquete bomba y se aparta, está marcando el lugar donde se encuentra la bomba bajo el coche.

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Son los los operadores del equipo de desactivación, una unidad con base en La Graña, los que deciden lo que hacer. «Es un protocolo de seguridad parecido a nivel OTAN»,

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En ese momento el Tercio envía una unidad policial para el lugar y facilitar la llegada del equipo lo antes posible mediante una escolta Simultaneamente llegan a la zona medios sanitarios, de evacuación, etc.

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El «desastivador», el robot Talón, comprueba si el artefacto se puede apartar, aislar y llevar a una zona libre para su estudio. En caso contrario porque es sensible o tiene un a carga delicada se detonaría en el mismo sitio para evitar posibles perjuicios.

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Se toma la primera propuesta y se utiliza el robot para extraer bajo el vehículo una bolsa que contiene una posible bomba. Tras la explosión, controlada, finaliza el ejercicio con notable éxito.

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