Las pinturas murales de González Collado. Crónica de un desencuentro

Juan J. Burgoa
Desde la antigüedad la pintura mural fue una concepción artística y un recurso pictórico utilizado por el hombre. Sin necesidad de remontarnos a la prehistoria, podemos ver numerosos ejemplos de arte mural en el Renacimiento y el Barroco. El siglo XX volvió a propiciar un desarrollo de esta pintura, aplicable directamente en la pared (al fresco o al seco) o utilizando materiales cerámicos como soportes.

En Galicia tenemos destacados pintores de murales, casos de Rodríguez Castelao, Luis Seoane, Urbano Lugrís, José Laxeiro y Carlos Sobrino, que han dejado su obra en diferentes lugares de la Comunidad. En Ferrol, el pintor recientemente fallecido, José González Collado, dentro de su abundante producción, además de acuarelas, óleos y dibujos, ha dejado un interesante conjunto de pinturas murales, utilizando diferentes materiales y técnicas, tristemente alguna de ellas en mal estado y otras en lugares de difícil o imposible acceso público.

Según sus biógrafos Esperanza Piñeiro y Andrés Gómez Blanco, la primera obra mural que dio a conocer el pintor ferrolano fue un mural de cerámica que presentó el año 1959 en una exposición de la Casa de la Cultura de A Coruña. También fuera de Ferrol, el año 1961 pintó un amplio mural para la decoración del Centro Gallego de Madrid.

Realmente las primeras pinturas murales que llevó cabo González Collado fueron las realizadas en Ferrol durante la época que hizo el servicio militar. Estas pinturas, de tema bélico, adornan las paredes de la Residencia Militar Baluarte y presentan unas características formales que no dejan entrever su personal arte posterior.

Siguiendo en Ferrol, González Collado llevó a cabo el año 1959 una serie de murales sobre cerámica, decorando las paredes del almacén de tejidos Rafael y Vicente. Este conjunto de pinturas murales de llamativo colorido que representaban la historia del traje, sufrió diversas vicisitudes y hoy el establecimiento donde se encuentran los murales está cerrado al público.
Otra serie de murales de gran interés son los que realizó el pintor y muralista ferrolano para el desaparecido Bambú Club, un conocido local de hostelería del barrio de Recimil, que hacía esquina con la plaza de España. Cerrado desde hace varios años y demolido en parte, el local, de propiedad municipal, todavía conserva una serie de pinturas murales que reflejan diversos temas tropicales, que tampoco hoy son accesibles al público. De otro tipo, pero igualmente digno de resaltar, es el adornado mural de cerámica que decora la fachada de la iglesia de la parroquia ferrolana de Santa Mariña do Vilar.

Otros edificios de Ferrol que conservan pinturas murales en buen estado de José González Collado son el Gran Hotel Hesperia, la sede del Colegio de Ingenieros Industriales y el local de la Cocina Económica. Como contraste, en una conocida cafetería de la calle Real de Ferrol pueden verse varias pinturas murales del pintor ferrolano que quedaron completamente arruinadas en las reformas realizadas en el local.

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