El presidente Torra amenaza con «turrar»

Juan Cardona Comellas-www.juancardona.es
Una vez más le dedico unas líneas a nuestra querida Cataluña y al mal llamado «procés». El médico me había aconsejado que al menos conservase la abstinencia catalana durante tres meses, pero viendo como evoluciona la situación me ha concedido un pequeño paréntesis. Eso sí, siento el tener que expresarme en la lengua de «las bestias», aquella que ya es la segunda más hablada en el mundo, incluyendo a la mayoría de los catalanes bien nacidos.

Los nazis señalaron a los judíos con una estrella de David sobre fondo amarillo en la segunda guerra mundial, copiando anteriores distinciones que históricamente los habían marcado, en múltiples ocasiones, como personas de otra raza o religión. La animalada que Hitler hizo con los judíos es de sobra conocida, aunque sigue siendo de difícil comprensión para el común de los mortales: millones de alemanes miraron hacía otro lado y no se consideraron culpables ante ese horror.
Los nazis señalaron a los judíos, primero para boicotear sus comercios y posteriormente para exterminarlos: Inicialmente lo importante era señalarlos.
Hoy en día en Cataluña se señala a los «nacis» con un churrito amarillo, es el distintivo o emblema de ser un buen catalán nacionalista independentista. Quien no lo ostente y no haga uso de él en público será realmente el señalado o marginado: «Si no luces el churrito amarillo quedas excluido».

El lazo amarillo hoy se ha reconvertido en un nudo del ahorcado; le han dado un nuevo uso, ya que parafraseando a Shakespeare han revivido la frase: «Si vivimos, vivimos para pisar las cabezas de los reyes» que han incorporado en un nuevo poster propagandístico de limpieza democrática; otra lindeza dedicada a nuestro Rey Felipe VI continuación de otras ofensas anteriores como quemar su imagen o colocarla boca abajo en una pancarta reivindicativa (una manera de comunicar la rendición en tiempo de guerra y de insulto a la persona en otros casos). Para más inri se ha colocado tal afrenta en espacios públicos municipales sin reacción inmediata (Marquesina situada en la plaza de Urquinaona de Barcelona): Colau, colao… La alcaldesa sigue la teoría de la policía política catalana que no retiraron una pancarta insultando al rey Felipe VI durante los actos de homenaje a las víctimas de los atentados del 17-A en la plaza de Cataluña porque «no ponía en peligro, ni bienes ni personas».

Asistimos sin reaccionar ante las constantes provocaciones de los «nacis» que en palabras del apolíneo presidente de la Generalidad Quim Torra, —se nota en sus formas y maneras su semejanza y parecido a los efebos suizos y franceses, que son más próximos a la raza catalana que a la chusma española—; ahora el lelo proclama que va a pasar a la acción atacando al Estado ante la indiferencia del presidente Sánchez y de los corifeos que lo han elevado al poder. Por cierto, nuestro presidente, un contrahecho comparado con Torra, está haciendo bueno al «presilente» Rajoy

Hace algún tiempo, cuatro o cinco años, cuando hablabas con un residente, de varios años, en Cataluña, o con un catalán no independentista y se hacía referencia a los problemas del «proces» intentaban restarle importancia: eran cosas que se agrandaban desde fuera, porque en su tierra no existían problemas de convivencia. Hoy en día es lastimoso: amistades rotas y enfrentadas, familias separadas, tensión en el puesto de trabajo, el castellano prohibido en la práctica en la educación pública, en la publicidad, etc.

Para muestra del odio que impera entre los «nacis» independentistas un botón:
En Balaguer (Lérida) en un restaurante incluye en su carta – menú: «Guardia Civil andaluz a la brasa» y otra especialidad: «Manos de jueces y fiscales Constitucionalistas». Dice el propietario descerebrado, ante un aluvión de protestas, que va a retirar esos platos de su oferta culinaria para no ofender a nadie, ergo los incluyó en su día para ofender, será «gilipoyos»…

 

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