Réquiem por un periodista

Fot. arch.
 Arturo Lezcano Fernández fue mi amigo, compañero y, sobre todo, mi maestro. “Ruco”, como le conocíamos sus amigos y compañeros, era el redactor-jefe del periódico “Ferrol Diario” cuando yo me incorporé a su plantilla, en octubre de 1969, como un joven reportero y “chico para todo” en el periódico ferrolano recién nacido.
 
El destino quiso que el diario y yo naciésemos el mismo día 12 de julio, con una diferencia de 20 años. La casualidad mágica me acompañaba. Arturo Lezcano, desde el principio de nuestra relación profesional, fue mi amigo y mentor, y él fue quien fomentó mi conciencia social y política, además del maravilloso mundo del Periodismo y del Cine, con mayúscula, y, junto con él otros amigos, fundamos el primer Cine Club de Ferrol, que creo recordar que se llamaba «Zoom».
 
Arturo era el que «curaba» mis «crisis creativas» y me confió realizar unos trabajos, como reportero, encargándome una serie de reportajes sobre los Barrios de Ferrol, que se publicaban a doble página, profusamente ilustrados, y que se anunciaban en primera plana del periódico. Fue una gran satisfacción y conservo en mi archivo personal estos trabajos periodísticos, de los que me siento orgulloso, gracias a la generosa confianza de «Ruco». Era , como digo, mi gran maestro.
 
Arturo era un periodista de gran inteligencia y dominio de ambas lenguas que utilizaba, el castellano y el gallego. Su columna, “Entrelíneas”, era muy leída y comentada entre los ferrolanos con inquietudes políticas, sociales, literarias y culturales, en aquellos años del «Tardofranquismo». Era un grandísimo conocedor del Séptimo Arte y un excelente crítico cinematográfico. Me enseñó a comprender los códigos y los lenguajes del cine.
 
Arturo y Viruca, su mujer, que vivieron durante aquellos años en la calle Dolores de Ferrol, se hicieron grandes amigos míos y de mi familia, y, frecuentemente, comimos en nuestras respectivas casas, Fui conociendo a su hijos, en total cinco, y ambos asistieron a mi boda allá en 1974. Un de los hijos de la pareja, Arturo Lezcano Jr, también abrazó la carrera periodística y se especializó en Deportes.
 
Pasados los años, tras pasar yo a la Reserva como oficial del Ejército, volví a estar de nuevo junto a «Ruco«, en el periódico “La Voz de Galicia ”, en A Coruña, a donde volví a incorporarme, como colaborador, en la redacción local del área coruñesa. En aquel entonces Arturo era uno de los jefes de Sección y poco después fue el «Amigo del Lector» del citado periódico. Escribió, entre otras obras, un interesante ensayo sobre la historia del fallido “Ferrol Diario”, luego “El Norte de Galicia”, en el que me dedicó algunos párrafos sobre mi paso por el diario de nuestra ciudad. Volví a contactar con la familia Lezcano, tras el regreso de mi etapa madrileña, a través de sus hijos y su mujer Viruca, con la que hablé telefonicamente, pero por causas diversas, que no vienen al caso, no pudimos entrevistarnos personalmente.
 
Hoy, desgraciadamente, recibo la noticia de su fallecimiento, a los 79 años de edad, este pasado jueves, en A Coruña, y siento, como asignatura pendiente que ya no podré aprobar, el no haberle podido dar un último abrazo. No obstante, a Viruca y a sus hijos, les envío un fortísimo abrazo envuelto en el pesar por la desaparición de mi amigo y maestro. ¡»Ruco» Lezcano, siempre estarás en mi vida, con el agradecimiento por haberme ayudado a aprender este bello y a veces, difícil e incomprendido, oficio del Periodismo! ¡Descansa en Paz, maestro! ¡Hasta siempre!
R. Permuy
 
 
 

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