EDITORIAL // Es grave

Por Pedro Sanz Sánchez.

Aunque hoy pretendía continuar con ese “breve” análisis de lo que hacen nuestros munícipes no puedo dejar en el tintero un comentario, diría que más que personal porque sé que otras y otros muchos piensan como yo, de lo que está sucediendo en nuestra sociedad con respecto a temas como los de la participación ciudadana, las asociaciones de vecinos y los grupos políticos, y fíjense que digo grupos refiriéndome a un determinado número de personas de determinados partidos que por aquello de ser el perejil de todas las salsas no les importa hacer lo que hacen.

La participación ciudadana es elemental. Sin ella muchas veces los gobiernos municipales de turno podrían hacer lo que les da la gana por aquello de “aquí mando yo”… aunque eso lo dicen después de pasadas las elecciones y ya cuando están sentados en la poltrona durante cuatro años, y más si es que llegan a ser “políticos profesionales”.

Los vecinos, desde la democracia, y ya antes, tienden a agruparse en asociaciones con el fin de defender los derechos de su parroquia, o de su barrio. Incluso además de defender esos derechos suplen en gran parte la labor municipal no “con doble mando” sino interviniendo ante el Concello y preocupándose de los problemas mas comunes.

Por lo tanto, las asociaciones vecinales representan los intereses de un barrio, de un lugar, a pesar de no contar como socios a todos los vecinos, pero sí a un grupo que los apoya con el fin de que defiendan sus derechos, pero… eso, sus derechos, los del barrio, sin más.

Todos recordamos que con el inicio de la democracia nos vino el sarampión del asociacionismo, no lo digo en plan vejatorio. Se veía la necesidad de llenar ese hueco existente entre la administración y los administrados.

Lo malo fue el intento, es fácil de recordar y sino ahí están las hemerotecas, de determinados partidos por hacerse con el control de esas asociaciones, incluso de las de otro tipo, como eran las culturales.

Los partidos creían que había que estar, que había incluso que copar las directivas, para así hacer valer sus ideas políticas, a veces en contra de la mayor parte de los vecinos del barrio.

Pero… con el tiempo, las asociaciones, salvo algunas conocidas, dejaron de estar en manos políticas para ser ese verdadero lazo de unión de los vecinos con el Concello.

Preocupante el oir el otro día a un nuevo secretario general de un partido político, que recordaba en la asamblea general que había que volver al asociacionismo. ¡Malo!.

Y ustedes se preguntarán, ¿a qué viene el comentario de hoy?.

Pues simplemente a lo que está sucediendo en el ferrolanísimo barrio de Canido.

La corporación anterior concede dentro del denominado Plan Urban a una determinada empresa el que realice las obras de las calles Alonso López y Estrella y la plaza del Cruceiro.

Quizás sin haberse dado cuenta, sin tener los datos necesarios de la empresa, ésta  prácticamente era “incompetente”, estaba cargada de numerosos problemas y la obra se quedó en el aire.

La plaza quedó desmantelada, la calle Alonso López “agujereada” y menos mal que no se empezó con la de la Estrella.

Los vecinos, realmente, comenzaron a sufrir toda clase de incomodidades y encima veían que las obras no iban para adelante, todo estaba parado.

El Concello, que heredó esos problemas, buscó una solución y dio cuenta de la misma, por medio del concejal de Urbanismo, tanto a la asociación de vecinos como  a los medios de comunicación social para que pudieran informar, toda vez que era imposible ir casa por casa de los afectados.

Pero… desde un principio  también se pudo advertir que había algún otro interés, no sólo el urbanístico. Comenzaron a convocarse concentraciones en las que participaban destacados miembros de un determinado partido. Se insultaba a la primera autoridad municipal y al resto de los concelleiros, incluso al presidente del Gobierno. ¡Ya me dirán qué tiene que ver Rajoy en esto!.

El concejal cumplió con su palabra. “Tal día empiezan las obras para atención de los damnificados de Alonso López en tanto no sale a nuevo concurso la reurbanización”. Y así fue, se “arregló” el tema pero justo ese día, a pesar de haber pasado por allí, un grupo de “vecinos”, eran una docena, se manifiestan  ante el Concello pidiendo que las obras vayan adelante. ¡Toda una incongruencia!, máxime porque uno de los que se manifiestan es el portavoz municipal del BNG que curiosamente es informado de todo en la comisión de urbanismo.

Por eso es de agradecer la valentía del presidente de la asociación de vecinos del barrio que no tuvo inconveniente en convocar a los medios y decir que él y su directiva estaban enterados de la marcha del tema, que estaban con el concejal porque hasta ahora se iban cumpliendo los plazos que estaba dando, y que se desligaban por completo de las concentraciones y protestas y pedían que dejen reinar la paz social, de la que siempre gozó, un barrio como el de Canido.

Es grave politizar los temas vecinales. Es grave querer utilizar como palanca un problema puntual, que hay que resolver, para, como dijo el PP en un comunicado “darse a conocer”.

Bastantes problemas hay para que nos vengan ahora con nuevas “navalladas”, esos tiempos ya pasaron.

Dejen tranquilo a Canido, por favor.