¿Qué está ocurriendo en España?

 Pedro Sande García

Hoy, 12 de Marzo de 2021, me encontrada alrededor del mediodía dando mi caminata diaria por la Quinta de los Molinos, uno de los deliciosos parques con los que
podemos disfrutar en la ciudad de Madrid. Aunque este año la floración de los cientos de almendros que hay en el parque fue a mediados de febrero, siempre es un relajante
paseo acercarse a este lugar, de algo más de 21 hectáreas, que se encuentra en el
número 527 de la calle Alcalá. Caminar es un buen ejercicio aeróbico, no solo desde el
punto de vista físico, también desde el punto de vista mental.

Pese a mis reticencias a escribir artículos que entren de lleno en temas relacionados con la política, debe de ser la razón por la cual en este caso aún sigo dando vueltas sin entrar de lleno en el tema central del artículo, decidí romper la tradición y pensé hacerlo sobre lo que estaba sucediendo en Madrid estos últimos días, a raíz de lo ocurrido en Murcia.

Un buen comienzo podría ser lo que había escrito en mi muro de Facebook el pasado 10 de marzo: «Nunca lo había dicho ya que nunca lo había pensado pero la realidad, la cruda realidad es que Pedro, Pablo y Pablo, Isabel, Inés, Santiago, Juan Carlos (me refiero al emérito) estáis convirtiendo a España en una monarquía bananera. Ni siquiera 71.436 razones son capaces de que dejéis de comportaros como unos simples y vulgares miserables a los que les importa un carajo este país (me refiero a España) y sus habitantes. Esta vez, me van a perdonar pero no voy a disculparme por usar el término carajo». Insisto en no retirar el término por el que no me he disculpado, creo que es un gran recurso que muestra la riqueza y la fuerza de nuestra lengua.

Me olvidé de todo esto y seguí disfrutando de mi caminata que hoy estuvo por
encima de los nueve kilómetros. Fue en el momento de llegar a mi casa cuando, al
descubrir las últimas novedades de lo que había pasado en Murcia, decidí añadir a la
publicación de Facebook las siguientes palabras: «Creo que me quede corto, visto lo que está ocurriendo hoy, creo que tengo que añadir, a lo de vulgares y miserables, el
calificativo de trileros. Me da la impresión que lo que guardan los bolsillos nuestros
políticos, además de un iPhone, son unas cáscaras de nueces y algún garbanzo»
También tomé la decisión de cambiar el título inicial que había decidido entre almendros:¿Qué está ocurriendo en Madrid?

Desde que tengo memoria, y excluyo de aquí los años que viví bajo la dictadura
franquista, creo que estamos viviendo, en España, la época en la que convivimos con la clase política más mediocre y vulgar de nuestra reciente historia, una desagradable
experiencia. Por si algún supremacista, sea nacionalista o no, quiere excluirse les tengo que decir que incluyo a lo que hoy en día es toda España, y si es necesario añado algún nombre adicional como Jordi o Gorka.

¿Cuál es la razón de que esto esté ocurriendo?, sin duda alguna la causa principal es la ignorancia, y no hablo de la ignorancia de los elegidos, esa se da por descontado, hablo de la ignorancia de los electores. Es esa ignorancia la que ha permitido que estemos gobernados por vulgares charlatanes, por vulgares manipuladores, la manipulación ha dejado de ser una arte para convertirse en un chabacano engaño que ha aupado a los más mediocres.

Es cierto que no toda la clase política es miserable y vulgar, al fin y al cabo la clase política no es, ni más ni menos, que el fiel reflejo de todos los ciudadanos de este país. No solo por ese fiel reflejo es por lo que los ciudadanos no debemos quitarnos la responsabilidad de encima, es también porque somos los que hemos elegido a la clase política que nos representa y somos los ciudadanos, los que consentimos que esa clase política nos lleve a la situación que estamos viviendo estos días.

Es posible que algunos culpen de lo que está ocurriendo a la monarquía borbónica,
otros señalarán como culpables a los que quieren instaurar la República, también están los que cargarán las culpas en el régimen del 78 o en el represor estado español, algunos responsabilizarán al régimen social comunista bolivariano, en realidad lo que ocurre con todos estos señalamientos de culpabilidad, es que una de las características de la ignorancia es la cantidad de estupideces que generan las gargantas humanas.

Algunos serán capaces de hacer un ejercicio de autocrítica, un rara avis en un país donde hablar de política o de fútbol, donde confrontar ideas o ideales se ha convertido en una frenética competición para ver quien dice la mayor barbaridad para descalificar al adversario.

No sé si alguno de ustedes se ha preguntado a donde nos puede llevar esta situación, uno de los peligros que surgen en estas circunstancias es que puede acabar con la paciencia de la mayoría llevándonos al hartazgo colectivo. En la historia, cuando
esto ha ocurrido, es cuando han aparecido los salvapatrias. Estos salvapatrias gobiernan en algunos lugares de Europa, han gobernado en Estados Unidos donde al perder el poder han asaltado el Capitolio, y en España, aún no han llegado a gobernar de manera directa pero ya se han presentado como la reserva espiritual de occidente y como los únicos que nos pueden sacar de esta situación. Estos actuales salvapatrias son los sucesores de aquellos que metieron a Europa y a España en algunos de los períodos más oscuros y tenebrosos de la historia.

Para finalizar solo me queda recordar que hasta en las guerras más cruentas han
existido períodos de tregua, en España si hace unos días había 71.436 razones, en el
momento de escribir este artículo hay 72.258 para que exista ese período de tregua. En el caso de que no se pacte ese tiempo de armisticio no me queda otro remedio que añadir a los calificativos de mediocres, vulgares, miserables, trileros, charlatanes y manipuladores el de ruines.

Me despido de ustedes, en medio de este panorama tan oscuro, pidiéndoles que
por favor se cuiden.

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2 comentarios

  1. O sea… que la culpa es precisamente de los que no forman parte de ningún gobierno y de los cuatro millones de tontos que les votaron.

    Brillante deducción, sin duda… y miré usted que me estaba gustando su proceso mental.

    • Gracias por su comentario. Siento la falta de entendimiento, yo no he dicho ni siquiera he insinuado lo que dice usted