Blas de Lezo y las conchas de las ostras

Abel García López

«Desde el 13 de Marzo D. Blas de Lezo y Olavarrieta y sus tropas siguen luchando y resistiendo en Cartagena de Indias, en la actual Colombia, al tremendo ataque de la Pérfida Albión, también conocida como Inglaterra, que quería arrebatarle a España, mejor dicho, a las Españas, su obra creadora y evangelizadora, iniciada con el Viaje de Colón y el descubrimiento de un nuevo mundo para Occidente, en 1492».

La anécdota que voy a contar a continuación sucedió durante mi vida profesional como enfermero, un día de guardia en Urgencias del Centro de Salud de Ortigueira, hace 10 o 12 años. Quiero recordarla en el 281 aniversario de esa batalla memorable. A media tarde apareció en Urgencias un muchacho de 16 años, que por su estatura representaba más edad, acompañado por sus padres, cojeando y con uno de sus pies muy ensangrentado. Eran de un precioso pueblo marinero, El Barqueiro ( Mañón ) y contaban sus padres que estaba andando descalzo por unas rocas, cayó sobre unas conchas de ostras y se hizo un corte grande en la planta del pie. Acostado en la camilla, que la ocupaba totalmente, me dispuse a revisar la herida. El pie estaba tremendamente sucio con una herida con varios cortes y llena de arena y restos de esas conchas de ostra. Me puse a limpiar la herida, como es preceptivo antes de suturar. Este tipo de heridas sucias y con restos dentro de la propia herida, es necesario lavarlas muy minuciosamente con chorros de suero, cepillo y jabón, para evitar que queden restos que puedan posteriormente producir una infección o un rechazo por un cuerpo extraño. El muchacho ponía mala cara solamente con ver los preparativos, y cuando empecé con la limpieza, retiraba el pie y se quejaba de una manera exagerada. Los padres, de pie en una esquina de la consulta, permanecían callados.

Como mi trabajo no era fácil de realizar, dada la actitud del paciente, dejé las cosas y me fui a la cabecera de la camilla a hablar con el muchacho.

-«Vamos a ver hombre. ¿Tú sabes quien fue D. Blas de Lezo y Olavarrieta? «.

-«No», contestó con voz temblorosa.

Reconozco que la pregunta, para un joven de esta época y en las condiciones en las que se encontraba, se las trae. El nombre empieza de forma suave y termina con un apellido vasco muy sonoro.

– «¡¡ Pero que maestros teneis ¡¡».

Aunque ya estoy acostumbrado a esta respuesta negativa, siempre me causa mucho enfado. Intentaba ser amable pero autoritario a la vez para tratar de que se dejara explorar y limpiar bien la herida. A la vez miraba de reojo a sus padres para ver cual era su reacción ante mi pregunta. Tenían una cara de extrañeza como diciendo; ¿ quién será este enfermero chalado?.

– «Pues mira, D. Blas de Lezo y Olavarrieta, Teniente General de la Armada Española a mediados del siglo XVIII, fue nuestro héroe nacional por excelencia. Tuvimos muchos héroes, aunque a vosotros en la escuela no os lo enseñen, pero D. Blas de Lezo fue un héroe muy especial».

El muchacho me miraba asombrado y por su cara, estaba seguro que pensaba lo mismo que sus padres.

– Mira, cuando D. Blas tenía poco más de 15 años, de tu edad o un poco menor, ya era guardiamarina en un buque de la Armada, que en Vélez-Málaga, formada parte de una flota que se enfrentaba a los ingleses, que nos habían robado Gibraltar. Algo muy común en ellos, el pillaje y la destrucción contra España».

 El muchacho seguía atento y sus padres seguían mirando sin decir nada. Buena señal, porque también me hubieran podido mandar a paseo.

-«-Con tan mala suerte que una bala lanzada por el cañón de un barco inglés, le destrozó su pierna izquierda por debajo de la rodilla. Dados los destrozos, no quedaba otra que la amputación. Ya te puedes imaginar las condiciones de la época, la enfermería del barco y el personal sanitario. No había anestesia como tenemos ahora. No te digo como fue la amputación porque no quiero asustarte. Pero te aseguro que debió de ser terrible. Nada comparable con la heridita de tú pie. El joven D. Blas de Lezo aguantó como un héroe que siempre fue».

Como la cosa se hacía un poco larga, decidí terminar.

-» Si D. Blas de Lezo aguantó algo tan terrible sin rechistar, tú con más motivo tienes que hacerlo. Si él aguantó, tú tienes que aguantar. Piensa en D. Blas de Lezo y aguanta un poco que ya estoy terminando».

Asintió con la cabeza y ya más tranquilo y con vergüenza después de lo que le había dicho, aguantó bastante bien hasta que terminé de limpiar la herida. Posteriormente, después de anestesiar, la doctora lo suturó y yo le realicé una cura oclusiva. Los padres ya sonreían un poco viendo que ya habíamos terminado. Cuando ya iba a despedirlos y después de dar consejos sobre el cuidado de la herida y recibir también las órdenes del médico para tomar antibióticos y analgésicos, llegó el momento de mi último intervención.

– «Espera un momento que quiero darte algo».

Fui al ordenador de la consulta y fotocopié unas páginas sobre la historia de D. Blas de Lezo.

– «Mira, vas a llevar esto que es una pequeña biografía de D. Blas de Lezo. Mejor no volver a verte de nuevo por aquí, pero si tienes que volver por algún otro motivo, vas a traer aprendido esto y vas a ser tú el que me explique a mí quien fue D. Blas de Lezo y Olavarrieta. Te voy a decir una frase de D. Blas de Lezo, para que no te olvides, ni de él ni de este enfermero que te hizo sufrir. “» Todo buen español debería mear siempre mirando hacia Inglaterra»». Así que no lo olvides y no andes descalzo por las rocas».

Los padres sonrieron y me dieron las gracias, pero creo que seguían pensando lo mismo; quien será este enfermero chalado. Como dije al principio, esta anécdota verídica me sucedió ya en otras ocasiones que hice la misma pregunta a otros jóvenes. Es indicativo de la descomposición en la que se encuentra nuestra nación, a la que la llevaron en estos últimos 40 años gobiernos del PSOE y gobiernos del Partido Popular. Tampoco quiero librar a los gobiernos del General Franco. Hice todos mis estudios no universitarios en la época de Franco y nunca se me hizo tampoco énfasis en la historia de los héroes de nuestra patria. Hice el servicio militar como marinero de la Armada un año después de la muerte de Franco y tampoco nunca se me habló de nuestros héroes. La Armada Española no me enseño sobre la historia de uno de sus miembros más destacados como fue D. Blas de Lezo. Por lo tanto, no solamente es un problema de la era democrática, aunque si se vio agravado en estos últimos 40 años.

Si los EE.UU de América tuvieran una historia como la de España, no llegarían 100 Hollywood para hacer grandes películas sobre sus grandes batallas y sus grandes héroes. Si los EE.UU hubieran tenido un solo héroe como D. Blas de Lezo, habría 100 películas sobre su vida, 100 estatuas en todo el país y un día festivo nacional para conmemorar la victoria sobre la Pérfida Albión en Cartagena de Indias. No existe país en el mundo, de los que conocemos en la actualidad, que tenga una historia tan grande y tan increíble como la de España, y ese patrimonio se les está escondiendo o tergiversando a nuestra juventud.

Parece que España la inventó Felipe González y que antes no había nada, y si lo había, no tiene importancia. Lo que está haciendo en estos momentos el Gobierno de España, con Pedro Sánchez y el PSOE al frente, con el sistema educativo es criminal. Lo que se intenta hacer con la historia, no contándola de manera cronológica, o simplemente no contándola como si no existiera, es un atentado contra nuestra nación y contra nuestros hijos y nietos.

Los que nacimos  y vivimos en Ferrol y comarca estábamos algo familiarizados con el nombre de Blas de Lezo al ver a los marineros por la calle con la cinta en sus lepantos con el nombre del barco que recordaba a nuestro héroe.

No había ninguna estatua importante en España de Don Blas de Lezo hasta el 15 de noviembre de 2014 que se inauguró en la plaza de Colón, de Madrid, una hermosa estatua  de nuestro héroe, gracias a la iniciativa de personalidades españolas y de la Armada.

Tengo el honor de que el primer ramo de flores, junto con una corona de laurel de la Armada  que se colocó al pie de esa estatua, fue mío. Encargué telefónicamente  ese ramo en una floristería de la Castellana y aunque yo no no pude asistir al acto de inauguración, el mismo día fue allí colocado, en mi nombre, por unos españoles/venezolanos, queridos parientes míos que viven exiliados en Madrid por culpa del régimen social comunista bolivariano de Venezuela. Cada vez que voy a Madrid llevo un ramo de flores a los pies de la estatua del Mediohombre.

Tenemos que estar orgullosos y muy a gradecidos a Don Blas de Lezo y a sus hombres por la tremenda victoria  sobre Inglaterra en Cartagena de Indias. Si Inglaterra hubiera ganado aquella batalla  la historia hubiera  sido diferente , muy diferente. Entre otras cosas , no hubiéramos conocidos a Gabo, no hubiéramos imaginado a Macondo ni a José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, no disfrutaríamos del gitano Melquídes , ya no tendríamos la cumbia y el vallenato y no tendríamos un pueblo  hermano que guarda tan bien el tesoro de nuestra lengua y sigue utilizando, entre otras, esa palabra tan preciosa  del español como es alcancía, que nosotros en España ya hemos perdido. Aunque solamente fuera  por eso, nunca podríamos dejar de agradecer esa gran victoria.

Me gustaría vivir lo suficiente para poder ver en nuestro país a un gobierno comprometido con nuestros héroes y con nuestra historia. Me gustaría poder llegar a ver a mis nietos Pablo y Carmen viviendo en una nación unida , en una nación fuerte  que no olvida a los suyos, a los que dieron su sangre para que llegáramos  hasta aquí y pudiéramos tener una nación libre, occidental y  universal.

Analizando detenidamente la situación en la que nos encontramos, veo el futuro con desesperanza y muchas veces me pregunto si no habremos llegado tarde. Solamente veo  a una fuerza política  con determinación para volver a poner en valor  nuestra historia  y a nuestros héroes. Una fuerza  sin complejos, sin miedos a que les llamen fachas, sin miedo a que le llamen ultraderecha, por cierto, adjetivos manidos por la izquierda ante su falta de ideas y de proyectos para España. 

No volví a ver a aquel muchacho. Ahora ya será un hombre de unos 30 años. Posiblemente ni se acuerde de esta historia. Estoy seguro de que por lo menos habrá aprendido  que no se debe andar descalzo por las rocas.

El Teniente General de la Armada Española  Excmo. Sr. D. Blas de Lezo y Olavarrieta , falleció pocos meses después de esa gran victoria a los 52 años en Cartagena de Indias, posiblemente ,m según algunos investigadores, a causa de un tifus exantemático, lejos de España y de su familia.

Quiero terminar recordando parte de sus últimas palabras .

«…me muero, Josefa (su esposa)… Entiérrame con mi crucifijo de plata, que él me hará compañía… Ah, y con mis patas de palo… Dile a mis hijos que morí  como un buen vasco, armado y defendiendo la integridad de España y del Imperio… Gracias por todo lo que me has dado, mujer…».

El 20 de mayo de 1741 finalizó la batalla de Cartagena de Indias con la derrota de las tropas inglesas y la victoria de España con D. Blas de Lezo y Olavarrieta al frente. Me pregunto , cuantos actos oficiales se van a hacer en nuestro país , por lo menos  por el Ministerio de Defensa pata recordar esa gran victoria. Cuantos actos se van a hacer en los colegios  de nuestro país para que los alumnos recuerden su gran victoria. Tristemente pienso que ninguno.

¡Gloria y honor a nuestros héroes!.

¡Gloria y honor a Mediohombre!.

¿Gloria y honor a D. Blas de Lezo y Olavarrieta  en el 281 aniversario de la victoria de Cartagena de Indias y siempre!

 

 

 

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Un comentario

  1. Muchisimas gracias Abel, me ha parecido de lo más instructivo, interesante y que nos hace remover sentimientos patrióticos