Editorial-Ante «lo naval» Ferrol no debe ser más que nadie, pero tampoco menos

Pese a que en Galicia Ártabra  no podemos sino felicitar a las plantas de construcción naval públicas de San Fernando por sus recientes éxitos, tampoco podemos obviar el desequilibrio que se está produciendo en el reparto de la carga de trabajo.

Recientemente se anunció que el consorcio del que forma parte la empresa pública española, el “Team Resolute” (en el que se integran junto a ella las compañías BMT y Harland&Wolf), había ganado el concurso para la construcción de tres buques logísticos para la flota auxiliar británica; el presidente del
grupo anunció casi de inmediato que la carga de trabajo se iría para Puerto Real, pese a que la experiencia en este tipo de buques es casi exclusiva del astillero de Ferrol, que ha construido el Patiño y los dos australianos de la clase Suply y que no construyó el Cantabria por una decisión política del entonces ministro de defensa, José Bono, pero que tuvo que desplazar personal al sur por la falta de especialización de los operarios de la Bahía de Cádiz en este tipo de buques. Hablamos de un contrato de 1.800 millones de euros.

La planta de San Fernando está acometiendo con éxito la construcción de cinco corbetas para la marina Saudí, y por eso parece encaminado un nuevo contrato para otros cinco buques, que se construirán también en San Fernando.

La Armada ha anunciado la necesidad de contar con un buque de acción marítima especializado en apoyo a submarinos e intervención sub-acuática (el BAM-IS) y la de renovar la flota hidrográfica con tres nuevos buques… y el gobierno ha anunciado que se construirán en las gradas de la Bahía.

De confirmarse todos estos contratos y proyectos, las plantas de Navantia en la provincia de Cádiz encadenarán un ciclo de diecisiete buques seguidos; en Ferrol, mientras tanto, se están construyendo los bloques para cinco fragatas, ante el silencio de cualquier actor que pudiera influir en un reparto más justo
de la carga de trabajo. Del taller de sub-bloques y del dique cubierto sigue sin saberse nada, y del convenio con defensa poco más que rumores.

Esta redacción considera que, como en otras ocasiones, existe una cierta evidencia de que se está actuando de forma electoralista en el reparto de la carga de trabajo, y no quisiéramos pensar que en esas decisiones influye el hecho de que María Jesús Montero (Ministra de Hacienda), Belén Gualda (Presidenta de la SEPI) y Ricardo Domínguez (presidente de Navantia) -que son los responsables de tomar esas decisiones- hayan sido miembros de los gobiernos socialistas de la Junta de Andalucía, y que estén tratando de “barrer para casa” en busca del voto.

Ferrol no debe ser más que nadie, pero tampoco menos, y lo que está empezando a parecer es que se vuelve a ningunear a una comarca que ya se ha llevado suficientes palos y que ha escuchado demasiadas promesas que nunca se acaban de concretar en nada. Esperemos que alguien en la cadena de decisión
recapacite, sepa ver lo grave de nuestra situación, a pesar de las bombas de palenque con lo de las F-110, y reviertan alguna de estas decisiones.

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