Ferrolanos de siempre/ Marcial Sanchez Barcaiztegui y Aznar, un amante de la vela

Marino de guerra por genética y vocación, el almirante Marcial Sánchez-Barcáiztegui y Aznar fue a lo largo de toda su vida un destacado impulsor de las regatas de vela, su declarada pasión. Nacido  en Ferrol , el 8 de octubre de 1919, donde su apellido da nombre a una calle, al igual que en otras ciudades españolas, en honor de su bisabuelo Victoriano, Marcial Sánchez-Barcáiztegui siguió la estela familiar, como su padre y sus hermanos, y entró muy joven en la Armada.

Ingresó en la Armada a la edad de 17 años como marinero voluntario y después de la guerra civil y de su paso por la Escuela Naval Militar, a lo largo de su fructífera carrera profesional desempeñó numerosos destinos en los diferentes empleos, entre otros los de comandante del patrullero “Javier Quiroga” y el minador “Marte”; jefe de la Estación Naval de Tarifa, jefe del Grupo de Dragaminas y del Destacamento Naval de Palma de Mallorca y comandante de Marina de Las Palmas y de Palma de Mallorca.

También desde muy joven se mostró como un destacado deportista de vela. Practicó dragón, star y finn, y fue sobre todo un gran regatista de snipe que llegó a competir en el mundial de Bahamas como flamante campeón de España en 1967. Pero fue como Delegado de Vela, al frente de la Comisión Naval de Regatas de la Armada, donde jugó un papel esencial durante más de cincuenta años. El éxito de la vela española en Juegos Olímpicos, campeonatos del mundo, Copa América y otros eventos de primer nivel, tanto en la vertiente deportiva como en la construcción de barcos y velas, sería difícil de entender sin el Plan ADO, por un lado, y la existencia de la Comisión Naval de Regatas, por otro.

Casi se podría decir que Sánchez-Barcáiztegui renunció a su carrera militar para desarrollar dentro de la Armada su gran pasión. Por las comisiones navales repartidas por la geografía española, dirigidas por él desde la base de Palma, pasaron cientos de regatistas cuando debían cumplir el servicio militar. Deportistas que hoy compiten en la Copa del Rey, en la Barcelona World Race y en la Volvo Ocean Race y muchos ganadores de medallas olímpicas y líderes de la industria náutica pudieron así seguir navegando al máximo nivel.

También al apoyo de la Comisión Naval de Regatas se debe la extraordinaria experiencia que significó la saga de los Sirius, los mejores veleros IOR de los años ochenta, que se construyeron en Ferrol, Palma o Cádiz y permitieron al malogrado Pepín González destacar como uno de los mejores constructores de barcos del mundo.

La vela española también le debe a Marcial otro impulso quizá no tan conocido y que fue conseguir, con su extraordinaria mano izquierda, que los barcos de la Armada colaboraran para transportar barcos de regatas para tomar parte en las competiciones, especialmente de vela ligera. Eso facilitó que hubiera miles de embarcaciones en las regatas y explica el gran boom de la vela ligera durante los años setenta y ochenta, muy especialmente en su querido trofeo Princesa Sofía, en Palma, que dio nombre mundial a la vela española.

El Jefe, como siempre se le llamó al apreciado marino, se fue discretamente el día 2 de julio de 2012, a los 92 años, apenas finalizadas las pruebas de la Copa de la Reina, en Valencia, competición que muy merecidamente se denomina Regata Homenaje a la Armada-Copa Almirante Marcial Sánchez-Barcáiztegui.

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