Alberto Camino el mas notable restaurador de la lengua gallega

Alberto Camino (Ferrol, 1821 – Madrid, 1861) fue un escritor que ha sido llamado el más notable restaurador de la lengua gallega

Hijo de un sargento granadino que había sido destinado a la guarnición del Ferrol, Alberto Camino Siguet nace en esta ciudad el 30 de octubre de 1820. Probablemente por motivos profesionales de su padre, su biografía transcurre desde su infancia entre las ciudades de Valladolid y Burgos. Más tarde, su residencia será en Santiago de Compostela, donde realiza sus estudios de Derecho y ejercerá su labor profesional. Parte hacia Madrid en 1849 y allí se aplicará a tareas de carácter forense.

En la comarca ferrolana

Conviene decir que entre 1854 y 1856 también desarrollará su profesión en la comarca ferrolana, siendo muchas las visitas realizadas a la población que lo viera nacer. Con tan sólo 41 años fallece en la capital madrileña el 2 de marzo de 1862.
Ya en su época estudiantil, Alberto Camino inició su pasión literaria: colaboró en los diarios compostelanos, sobre todo en Porvenir, en cuyas páginas publica, en 1845, dos de sus más sobresalientes poemas: O desconsolo y Nai chorosa, composición en que expresa el amargo dolor por la pérdida de su hijo. Sus primeras estrofas dicen así: “¡Que noite aquela en que eu a vin xemindo!/ ¡Que noite aquela en que eu a vin xemindo/ á triste nai de un picarillo lindo/ que a horrible morte veu a gaduñar!/ No seu regazo á morte, criatura,/ como a Virxen da Angustia a Xesús, ten/ E así decía, chea de amargura,/ ¿ai, meu filliño, eu morrería tamén?/ Eu morrerei, porque vivir non podía/ sin ver teus craros ollos alumiar,/ Sin verte rir, que meu pracer foi todo/ aquello teu gracioso rebulgar”.

Poesía costumbrista
Aparte de su temática de índole amorosa, Alberto Camino crea asimismo poesía “costumbrista” como ‘A Bendrica’, ‘A foliada de San Xoán’ y ‘Repite’, con vistosidad y donaire.

En opinión del escritor, catedrático y erudito ferrolano  Ricardo Carballo Calero, “Alberto Camino, por su simpático sentimentalismo y por la gracia ‘rebuldeira’ de sus poemas folclóricos, es un claro propulsor de Rosalía. También anuncia a la autora de Cantares Gallegos por el buen gusto y la cuidadosa elección de su lenguaje”.

No pocos diarios gallegos de Madrid, La Habana y la prensa ferrolana de la época –como El Águila, El Ferrolano, El Faro Marítimo y El Eco Ferrolano– acogen en sus páginas diversas creaciones del poeta. Es preciso señalar que igualmente escribe poemas en castellano, tales como ‘La conquista de Méjico’, dramas como ‘Lisardo, el estudiante’ y una comedia en verso ‘A la vejez, aladares de pez’.
Miembro de la Academia Literaria y Artística de Santiago de Compostela, su creación literaria, si bien breve, es destruida en parte antes de su temprana muerte. Desde luego merece, por su delicadeza en la expresión y belleza de sus sentimientos, figurar en las distintas antologías poéticas de Galicia.
Convendría resaltar, por otra parte, que fue letrista de varias ‘panxoliñas’ que se cantaban a coro en el Hospicio de Santiago. En 1896 ve la luz en A Coruña su libro Poesías Gallegas, cuyo prólogo fue escrito por Leandro de Saralegui, quien concede al autor la gloria de ser el pionero dentro del “renacimiento” de la lengua gallega: “o renacemento galego do século XIX”.

(datos recogidos  en Crónicas de la emigración)

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