El salario en especies

manuel galdo-fotoManuel Nicolás Galdo Aguirre

Desde 1952, año en que queda en desuso la “Cartilla de Racionamiento”, todos los artículos de primera necesidad, en lo que a alimentación se refiere, son de “venta libre”.

En aquellos tiempos las grandes empresas disponían de unos establecimientos llamados “economatos”, cuyo origen estuvo justificado por la necesidad de regular el consumo ante la escasez existente de productos de primera necesidad, esto aportaba a sus trabajadores un beneficio económico y la tranquilidad que de otra manera no tenían asegurado; el aprovisionamiento de los artículos de primera necesidad para su consumo.

 

Los de siempre”, eran ellos personalmente quienes efectuaban las compras mensuales, a diferencia de “los otros” que para hacerlo se servían de las “mandaderas” o “mozos” que a tal efecto que pululaban a las puertas del establecimiento, encargándose estos de realizar sus compras y servírselas a domicilio transportándolas en sus inseparables carretillos. El ejército, la marina, Bazán y Astano -por su antiguo nombre- tenían establecimientos abiertos en nuestra ciudad para sus trabajadores, otros, de empresas de mediano tamaño tenían acceso a los mismos mediante acuerdos entre los empresarios, y el resto se buscaba la vida, de forma que la utilización de la tarjeta del economato por persona/s distinta del titular de la misma era frecuente, ya que si inicialmente era necesaria la identificación del usuario, en los últimos tiempos esto se pasaba por alto.

manuel galdo-24-13-1En el Anuario Ferrolano-2003 publiqué un artículo directamente relacionado con el tema que nos ocupa titulado «Economato versus hipermercado» en el que señalaba

«Posiblemente los precursores de las grandes superficies existentes en la actualidad hayan sido los “economatos”, creados por razón de las dificultades existentes para conseguir determinados productos alimenticios, habida la escasez o incluso la falta total y absoluta de los mismos, por lo que habían de ser racionados para su consumo equitativo, función que tenía recomendada la Comisaria General de Abastecimientos y Transportes.

Pero en esa similitud, cierta en cuanto a su ente de expendedores de artículos de consumo, existe una paradoja: la premisa del economato era regular el consumo por razón de “escasez”, y la de la gran superficie, por el contrario, es “promocionarlo por razón de la superproducción”, además del enriquecimiento, licito por otra parte, de sus propietarios.

Efectuada esta aclaración, vamos a entrar en algunos detalles, curiosos, cuando menos, de la existencia, funcionamiento y gestión del “Economato de Bazán”. Su origen en 1941, viene justificado por la necesidad de garantizar el servicio de víveres en los centros con gran cantidad de productores y contribuir a elevarle el nivel de vida, con una circunstancia a su favor como lo es que, por estar Bazán militarizada, era obligado su abastecimiento.

Con entrada por la calle Galiano y salida por Real se instaló el primer establecimiento para atender a los beneficiarios, unos 25.000 procedentes de 6.000 familias, pero precisamente por esto no fue posible reunir en un solo establecimiento todas las dependencias y los almacenes y depósitos de graneles debieron ubicarse fuera de la instalación para ventas. A medida que la situación, en lo que a la existencia de mercancías se refiere, iba mejorando, se aumentaban los artículos de “venta libre”, el cupo de aceite era de 75.000 litros trimestrales, estando situados los depósitos en la calle del Carmen y tenían una capacidad de 150 toneladas, el aumento de beneficiarios derivado de la incorporación de nuevos productos acentuó la necesidad de conjuntar todas las dependencias, lo que finalmente se hizo trasladándolas a la calle Rubalcava, inaugurándose las nuevas instalaciones en agosto de 1948.

manuel galdo-24-13-2Conforme avanzaba el tiempo lo hacían también las circunstancias, de la limitación existente con artículos racionados, se pasó a los de “venta libre” y más tarde a partir de 1952 se declaró el libre comercio de los productos de alimentación. En Septiembre de 1958 se abrieron nuevas dependencias en la planta superior para la venta de calzados, tejidos y confecciones, que abastecían a 8.500 familias con 32.000 beneficiarios; aunque el consumo lo condicionaba la mercancía y no los usuarios, como cabría pensar, y como consecuencia de ello el azúcar y el jabón lo recogían el 98% de los beneficiarios, el arroz un 60%, los garbanzos y patatas un 45% y las alubias y lentejas un 40%.

En el trasiego de las 1500 personas diarias que atiende el economato, se suceden olvidos, equívocos, confusiones, y en un intento de minimizarlos, el economato tiene como norma la entrega de la misma mercancía a quien devuelva lo que se llevó por error.

Desaparecida la causa que había motivado su nacimiento, en 1987, El Economato desaparece.»

Las cosas han cambiado

Hoy las cosas han cambiado, a peor, los economatos ya desaparecidos ante la invasión de las grandes superficies, dejaron paso a estas en perjuicio de sus usuarios, y los trabajadores se vieron privados de ellos por una decisión unilateral del empresario. Ahora mismo, de nuevo, Navantia, justificándose con la crisis, pretende arrebatar a sus trabajadores “el paquete de Navidad”, una parte de su salario, este en especies, si, pero salario al fin.

La plantilla de Navantia está dispuesta a llevar al juzgado la decisión de la empresa de no “repartir” el aguinaldo, por entender que el mismo es un concepto salarial en especies al que no van a renunciar. Bien harán en reclamarlo.

 

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