Nunca es demasiado tarde para pedir perdón a los amigos

Charlie es un Beagle de dos años, un miembro más de la familia, a la que se le ha sumado un bebé.

Como buenos amigos, Charlie y Laura tendrán que aprender a convivir y a compartir los juguetes de cada uno, pero hasta que ese momento llegue aún les quedan algunas batallas por librar.

Charlie se emociona con el meneo y el tintineo de un juguete con el que el padre de Laura la estaba distrayendo y lo coge para jugar él. La pequeña enseguida se arranca a llorar porque le habían quitado su juguete y un sentimiento de culpabilidad invade a Charlie.

Lo primero que hizo fue buscar su pelota favorita y depositarla en la mecedora de la niña, después el sentimiento de culpa se hizo más fuerte y empezó a buscar más juguetes para que su hermanita no llorase, mando de Play Station incluído. Y juguete a juguete terminó sumergiendo a la bebé en peluches.

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