20-D

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En un acto de precampaña en Bejar el candidato Rajoy firmaba como Presidente la petición del dictamen preceptivo del Consejo de Estado para recurrir la resolución separatista aprobada menos de una hora antes por el Parlamento Catalán, exposición gráfica de unas elecciones generales convocadas tardíamente por estrategia de partido, no de país, confluentes con el proceso catalán en marcha, con un gobierno en funciones difícilmente reeditable a partir del 20-D y con dos actores pasados de moda en escena, Mas y Rajoy, obviando el reto inmediato de España, la convivencia democrática.

En este ambiente vamos elegir unas Cortes Generales que tendrán la responsabilidad de renovar la arquitectura constitucional para dar solución al asunto territorial y a la credibilidad institucional. Estamos ante un nuevo escenario después de casi 40 años de democracia con legislaturas sustentadas en etapas pendulares entre PP y PSOE con pactos oportunos cuando fueron imprescindibles, especialmente con los nacionalistas catalanes. Hasta hace poco, el PP aglutinaba un amplio abanico desde la derecha al centro,«la mayoría natural» deseada por Manuel Fraga. Por su parte, el PSOE abarcaba parte de ese centro político y un importante espacio de la izquierda. La crisis política y el aumento de la desigualdad llevaron a la pérdida de confianza en los dos grandes partidos y ahora emergen dos nuevas fuerzas políticas tratando de cristalizar los anhelos de los españoles, Ciudadanos y Podemos. En definitiva, se perfila un Parlamento fragmentado obligado a una suerte inédita de hacer política para alcanzar consensos de legislatura.

Afrontar la gobernabilidad y la reforma constitucional e institucional son dos estadios complementarios que van ocupar al Gobierno y el Parlamento. Seguramente será factible garantizar la gobernabilidad para gestionar la recuperación y actualización de las bases del estado de bienestar de corte europeo desmanteladas estos últimos cuatro años pero se va requerir un amplio consenso parlamentario para transitar hacia un nuevo marco de convivencia político mediante una reforma constitucional. Por supuesto, el contencioso catalán estará ahí y puede ser una oportunidad para hacer las cosas bien.

Llegó el tiempo de la Política con mayúsculas. Es la hora de los Estadistas.

 

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