Enrique Barrera trató sobre la jornada dedicada a las víctimas de la represión nazi

Fot. Galicia Ártabra
Fot. Galicia Ártabra

Este miércoles, día 27, es la jornada en la que se rinde homenaje, por votación de la ONU, a las víctimas de la represión nazi por el conocido como Holocausto. Aunque la mayor parte de las víctimas fueron judías, también hay otros colectivos implicados, entre ellos casi 10.000 republicanos españoles atrapados en Francia y, entre ellos, casi una veintena que eran vecinos de los municipios de la ría de Ferrol.

Para explicar las causas que desembocaron en el exterminio planificado de millones de ser humanos, el historiador Enrique Barrera Beitia, colaborador de Galicia Ártabra ofreció a las ocho de la tarde de este lunes una charla en la sede del Partido Socialista (calle de la Iglesia, 7) en Ferrol.

La charla, ilustrada con imágenes, intentó explicar una pregunta difícil de responder: ¿por qué una nación culta y desarrollada como Alemania, aceptó pasivamente el exterminio de 11 millones de seres humanos, conocido como el Holocausto, la Shoá o la Solución Final (Endlosung)?.

Barrera indicaba que «Se dice erróneamente que Hitler estaba loco o que lo estaban los nazis. Es falso y salvo las lógicas excepciones, eran personas sin patologías criminales, perfectamente aptas para convivir. Simplemente, habían perdido la empatía con otros colectivos (judíos, gitanos, eslavos, discapacitados…). Primero les dijeron «no podéis vivir con nosotros», luego «no podéis vivir como nosotros» y finalmente «no podéis vivir». ¿Cómo se llegó a este nivel de insensibilidad?.

Se trata de un proceso largo que arranca en el tercer tercio del siglo XIX con el desarrollo de las políticas eugenésicas. Eran legales en países como EE.UU o Alemania y estaban inicialmente destinadas a eliminar mediante esterilización a los linajes o individuos con deficiencias físicas hereditarias, taras mentales y transmisión hereditaria de conductas delictivas. Entre 1933 y 1940, el Tercer Reich esterilizó a más de 400.000 personas que en la terminología nazi eran vidas que no merecen ser vividas (lebt nicht lebenswert). Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis abandonaron en la Conferencia de Wansee la esterilización y apostaron por el exterminio mediante un método eficiente y barato: las cámaras de gas. Esto afectaba a judíos y gitanos que entraban en la categoría de infrahumanos (untermenschen)».

En referencia a los demás colectivos lebt nicht lebenswert, tales como republicanos españoles, prisioneros soviéticos, civiles eslavos, homosexuales, Testigos de Jehová o disidentes políticos, Enrique Barrera señaló que « se les condenó al trabajo esclavo en condiciones inhumanas. Un 70% de estos colectivos murió por malnutrición. La Endlosung preveía terminar con sus vidas tras una victoria militar que afortunadamente nunca llegó. Hubo 9.328 españoles internados en campos nazis (7.532 en Mauthausen), de los que murieron 5.185. La comarca de Ferrol también pagó su tributo en sangre: 23 presos, de los que sobrevivieron 12».

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