Juan Galdo sigue exhibiendo en el Torrente su inquebrantable lealtad al fauve.

galdo-pinturasMaría Fidalgo Casares. Doctora en Historia. Crítica de Arte

El veterano Juan Galdo ( Ferrol 1945) vuelve a exponer con éxito en la sala del Torrente Ballester, sala municipal ferrolana en la que hace un par de años presentó una selección de sus obras. El concejal Suso Basterrechea, también pintor, inauguró el pasado día 4 esta exhibición que se mantendrá abierta al público hasta el día 28 de Febrero.

Aunque sea obvio para los amantes del arte que conocen su estilo, en esta nueva muestra el artista ferrolano vuelve a evidenciar que sigue siendo -aunque no sea suficientemente conocida para el gran público- la gran figura gallega del fauvismo.

Esta vez, su exposición es temática y centrada, algo muy adhoc para estas fechas, en el tema del Carnaval, abordando desde el Carnaval ferrolano a o otros menos próximos pero fascinantes estéticamente, como son los de Laza y Monterrey con sus icónicos peliqueiros. En todas las obras que presenta sigue mostrando está inquebrantable fidelidad al fauve que le caracteriza desde hace décadas, fidelidad que no le exime de estar continuamente experimentando en nuevos escenarios, composiciones, personajes, e incluso técnicas poco ortodoxas.

Galdo sabe afrontar con valentía los retos que día a día se impone. Además lo hace con gusto, es parte de su personal disfrute del arte de la pintura, que jamás le hastía o aburre y sigue componiendo con la misma ilusión del joven veinteañero que fue a París, ciudad en la que se encontraría con el fauve y aunque experimentase con otros ismos fue en éste en el que encontró su lugar natural.

El pintor comenzó su formación artística a los quince años en el taller del expresionista Segura Torrella. Realiza su primera exposición en Coruña, en la I Exposición de Artistas Ferrolanos. a la que seguirán una decena más. Gestado su estilo en el paisajismo ferrolano, comienza a desmarcarse del academicismo los pintores de su generación, buscando un alejamiento de la fidelidad a la naturaleza que le irá acercando a nuevos lenguajes que precipitan su marcha a Paris, apenas con 20 años. Allí estudia pintura y modelado con el maestro Jean Venitien durante cuatro años, y se dedica a vivir la bohemia de la época. Por razones familiares vuelve a España y comenzará su larga trayectoria como artista, en la que siempre antepondrá su independencia y su personal visión de la pintura a cualquier ambición de figuración u orientación comercial. Aún así se convertirá en el Ferrol de mediados del siglo XX en el retratista infantil más cotizado.

Las obras de Galdo se encuentran en varias colecciones institucionales como el Ayuntamiento de Ferrol, Centro Cultural Carvalho Calero, Ateneo Ferrolán, Parador de Turismo de Ferrol, Caja de Ahorros de Ferrol, Banco de Bilbao en Ferrol, Galerías Coarte y Arte Imagen de Coruña, Galería Raymond Duncan de París, Salon Duplessis-Robinson de París, y en colecciones particulares en Ferrol, Coruña, Cáceres, Madrid, París, New York, Potomac, Georgetown, Brasil, etc.

Durante estas últimas décadas el fauve seguirá invadiendo su mundo pictórico basculando desde temáticas más clásicas, como el paisaje, bodegón y el retrato, a experimentos con temas de mayor impacto visual como los músicos e instrumentos o la ópera, con interesantes incursiones en la acuarela y en formatos segmentados.

La pintura de carnaval ha sido en la Historia del Arte una constante, y Galdo episódicamente se había acercado a ella. Para la exposición del Torrente ha hecho una selección de su producción para mostrarla al público.

Nos encontramos de nuevo con los grandes valores de su pintura: manejo extraordinario de color, sobre todo de las difíciles gamas calientes, pericia en el dibujo y sabiduría en la disposición de elementos en el espacio,pero además en esta nueva muestra del Torrente, exhibe cierto carácter mistérico o ritual que traspasa al espectador. El componente lúdico de todo el atrezzo carnavalesco, muy acusado en algunos cuadros, alterna con otras escenas que quedan dominadas por el misterio que emanan sus figuras, la fuerza que desconcierta, la luz que sobrecoge, las máscaras que inquietan. El fauvismo de Juan Galdo alcanza en sus lienzos de carnaval una de sus cotas más elevadas. Tanto en sus óleos dedicados al carnaval ferrolano, como en los pasteles que plasman con pericia la singularidad de los de Lasa y Monterrey parecería que el género estuviera diseñado a su medida. Las virtudes técnicas y emocionales del artista fluyen en simbiosis genial.

Arrebatadora fuerza expresiva, color impactante y vigor compositivo articulan esta serie en la que los disfraces y máscaras del carnaval aparecen captados en un instante mágico en el tiempo aunando realidad y fantasía como muy pocas veces se ha visto en la historia de la pintura gallega.

 

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