Multitudinaria y emotiva despedida al General Médico Adolfo Rey Seijo

María Fidalgo Casares.

rey soto-buenaNo se publicó esquela y la familia no difundió su pérdida, pero el boca a boca hizo que casi un millar de personas se congregaran para dar el último adios a Adolfo Rey-Seijo, general médico, académico y eumés de pro.

Galicia Artabra en la discreta reseña que publicó sobre su deceso, generó más de diez mil visitas, dado que era una persona extraordinariamente admirada, apreciada y querida.

En la iglesia de Santiago de Pontedeume, de tal dimensión que el gran Ramiro Fonte igualaba líricamente a una catedral, no cabía un alfiler. Todos los bancos estaban repletos, y más de una centena de personas permanecían de pie. Dada la falta de espacio, incluso un elevado número tuvo que asistir al oficio a las puertas del templo parroquial.

Una multitud doliente ante una muerte que no por esperada fue menos sentida.

fidalgo-28-1Junto a familiares y amigos, se entremezclaban civiles y militares tanto de paisano como con el uniforme « blanco tropical». Distinguimos entre otros al comunicador TorreIglesias; el Vicealmirante jefe del Arsenal de Ferrol, Francisco Javier Romero Caramelo; Belarmino Freire, ex regidor de la villa; Alberto Lens, el Hermano Mayor del Hospital de Caridad; el General Diego Vergara, Coronel Sicre, -casi todo el cuadro médico del Hospital de Marina de Ferrol de los 90-, los hermanos Martínez Pérez Mendaña, el Doctor Facio o el traumatólogo Vidal.

También se desplazaron a Pontedeume el Contralmirante Antonio Pintos Pintos, Jefe de las fuerzas de Accion Marítima; el CN ingeniero Quiroga, Gran Maestre de la Cofradía europea de la vela; el Coronel farmacéutico Pallarés, así como gran parte de los miembros de su promoción del Cuerpo General y otros cuerpos, el Coronel de intendencia Abeledo Maristany, los Capitanes de Navío Blanco Núñez, Madueño, Lobo Franco, Soto y otros compañeros de la Escuela Naval..

Junto a nombres conocidos, también amigos de infancia, vecinos de la villa, personal sanitario, intelectuales y pacientes agradecidos que quisieron acompañar a la familia y rendir un último tributo a un hombre tan señalado. Un inmenso cariño, respeto y admiración flotaba en el ambiente y en los semblantes de los presentes.

fidalgo-28-2Por expreso deseo del General no se ofició funeral, sino misa de difuntos. Una hermosa ceremonia presidida por la regia imagen románica del apóstol Santiago, su advocación favorita. Durante la celebración, un coro y un conjunto de música clásica interpretaron piezas que había elegido el propio Rey Seijo, muy amante de la música, algo intrínseco al carácter eumés. Repertorio que culminó de forma muy sentida en la final Salve Marinera, interpretada con fervor por todos los presentes.

Dos momentos muy emotivos fueron las palabras finales que le dedicaron su primo Eduardo, y el Almirante Sande. Eduardo, con un hermoso texto con alusiones a la situación y afición poética de Rey Seijo, citó al Nobel Juan Ramón Jimenez y su desolador «Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando»,  a Walt Whitman y su heróico «Oh, capitán!, ¡mi capitán!», y por último recitó una de las coplas que Jorge Manrique dedicó a la muerte de su padre que sobrecogió al auditorio por el gran paralelismo con los valores humanos de Rey Seijo.

«Amigos de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados
y valientes!
¡Que seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Qué benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos,
qué león!»

Tras su familiar, tomó la palabra el Almirante José Ángel Sande, amigo muy querido y muy unido a Rey Seijo por compartir el mundo castrense, la cultura y la condición eumesa que siempre llevó a gala.

Sande es un extraordinario orador que maneja con precisión y hondura la palabra. Así lo saben bien todos los que le han oído.. pero todos los presentes coincidían que nunca sus palabras sonaron tan sentidas y tan hermosas. Por ello, hacer un resumen sería sesgar el sentido del discurso, toda una elegía de altura que merece la pena leerla íntegra y que haremos lo posible por publicar como homenaje al gran Adolfo Rey Seijo. Les podemos avanzar que se refiríó al patriarca, al cirujano, al hombre de mar, a su condición de eumés y a su extraordinaria personalidad irrepetible. Su intervención, hizo estallar en aplausos a los presentes, pero también emocionó hasta las lágrimas. Una ovación que se sintió como un aplauso al propio Fito Rey, como así le llamaban sus amigos.

Un gran hombre poliédrico e inolvidable. Generoso y entregado a los demás, aunque algo adusto en sus maneras, hombre de pragmatismo científico, pero de honda cultura humanística, hombre de mar, tierra y aire, vehemente, pero tolerante, amante del orden pero de talante liberal. Profundamente eumés y gallego y todo un caballero español.

Así era y será para siempre. Dios le guarde.

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2 comentarios

  1. José María Blanco Núñez

    Muy certeras y ajustadas a la realidad las palabras de María Fidalgo. Compartí, 1970, camarote con Fito Rey a bordo del J.S. Elcano. Operó, con el coronel Dr. Sicre, a «vida o muerte» a mi madre que, si Dios lo quiere, cumplirá 97 este año y que mantuvo desde entonces una gran amistad con él, al cual consideraba como su médico de cabecera. En fin, tengo motivos suficientes para llorar de verdad la ausencia de un amigo, de un médico, de un compañero…siempre recordaré las charlas que nos daba en la toldilla del Elcano para incrementar nuestra cultura médica, sus partidas a la media noche de dominó, formando pareja con el otro médico, el entonces capitán Eugenio Núñez Muñoz (q.e.p.d.), su permanente simpatía, alegría y el gusto que tenía por la mar que coronó con una preciosa vuelta al mundo en dicho buque-escuela, en el cual realizó tres cruceros de instrucción.

  2. José Manuel Correa Pazos

    Pontedeume, Medicina, Defensa , se quedan sin un personaje ilustre.
    Como eumes, entrañable, amigo, cercano y siempre atento a ayudar.
    Como médico, eminente y muy humano.
    Como militar, brillante y modesto.
    Hasta siempre mi GENERAL, mi paisano…. mi amigo.
    Espero que ente todos seamos capaces de mitigar un poquito el dolor de tu familia por tu ausencia.