Un estudio sobre la fragata noruega hundida, construida en Navantia Ferrol, señala que repararla es mas caro que una nueva

Reparar la fragata «KNM Helge Ingstad», construida por los astilleros ferrolanos de Navantia para la Armada noruega y que en noviembre sufrió un grave accidente, sería más caro que encargar una nueva, concluye un informe que presentó este miércoles la Agencia de Material de Defensa noruega.

El estudio calcula que el coste de las reparaciones será de entre 12.000 y 14.000 millones de coronas noruegas (de 1.223 y 1.427 millones de euros), mientras que el de adquirir una nueva sería de 11.000 a 13.000 millones (de 1.121 a 1.325 millones de euros).

Los daños sufridos por la fragata son «casi totales» y, aunque sería posible repararla, los riesgos desde el punto de vista técnico, económico y de tiempo son mayores que adquirir una nueva.

«Sería una tarea especialmente amplia y costosa reparar la ‘KNM Helge Ingstad’ como fragata operativa», declaró en rueda de prensa el jefe de capacidad marina de esa agencia, Thomas Wederwang.

Wederwang entregó el informe, del que solo se han hecho públicas las conclusiones, al ministro noruego de Defensa, Frank Bakke-Jensen.

«La pérdida de una fragata para una nación marítima como Noruega es grave. Ahora estudiaré el informe con detenimiento antes de tomar una decisión definitiva», dijo en un comunicado el ministro.

Bakke-Jensen añadió que, si el Gobierno decide no repararla, se solicitará al comandante en jefe de Defensa «asesoramiento profesional sobre cómo reemplazar su capacidad operativa».

Destruir la fragata costaría entre 50 y 100 millones de coronas (5 y 10 millones de euros).

La «KNM Helge Ingstad«, que volvía de unas maniobras de la OTAN, chocó en noviembre con un petrolero en una terminal cerca de Bergen (oeste de Noruega), en un accidente con ocho heridos leves y que obligó a detener durante unas horas las operaciones petroleras en la zona.

Según un estudio provisional, el accidente ocurrió por un conjunto de factores como la confusión entre las luces emitidas por el carguero y la terminal en la tripulación de la fragata, que tuvo que ser evacuada por el peligro de hundimiento de la nave.

La Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte noruega alertó tras el siniestro de que hubo un fallo de seguridad «crítico» relacionado con la estanqueidad (impermeabilidad).

El informe provisional recomendaba a Navantia impulsar un estudio «sobre los elementos identificados en esta investigación inicial» y determinar si el problema se daba en otros buques.

El grupo naval español, que construyó cinco fragatas para Noruega la pasada década, debía notificar el problema a «relevantes astilleros, propietarios y operadores», aconsejando «medidas necesarias para abordar la seguridad».

La comisión señaló que el hallazgo «no está en conformidad con el estándar de estabilidad contra daños requerido» para esas fragatas.

Fuentes de Navantia sostuvieron desde el comienzo de este asunto que el diseño de la fragata cumple con las certificaciones internacionales de buques de guerra y, en concreto, la reglamentación sobre longitud máxima de inundación que deben soportar, lo que permite al barco mantenerse a flote aunque se inunden varios de sus compartimentos.

La empresa española está colaborando en la investigación que lleva a cabo Noruega para esclarecer todas las circunstancias del accidente y desde el principio aseguró que analizaría todas las hipótesis sobre el siniestro, ya que algunas de las que se barajaban nacían de una investigación muy preliminar.

La fragata fue reflotada en marzo tras una compleja operación, aplazada varias semanas por las condiciones meteorológicas, y con un coste de 726 millones de coronas (74 millones de euros).

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