Urnas en noviembre

Enrique Barrera Beitia
Salvo que en el último momento le entre el miedo a Unidos Podemos, tendremos nuevas elecciones legislativas en noviembre, y las explicaciones parecen reducirse a sólo dos. Una se centra en el supuesto interés de los socialistas en aumentar su grupo parlamentario, pero incluso en una etapa en la que las campañas electorales son muy importantes, no hay nada que indique que los resultados en noviembre sean radicalmente diferentes a los que hoy tenemos. Todas las encuestas indican un reforzamiento del bipartidismo, y una caída de Ciudadanos, Unidos-Podemos, y especialmente de Vox. Una docena más de diputados parece poco premio, y el riesgo es elevado, así que no parece que los socialistas tengan motivos partidistas para forzar la repetición electoral.

Resultados Media de 28-A encuestas (actualizadas de El Electoral, Electomanía y Electocracia, excluyendo el CIS)

                                                              PSOE………………. 28.7 %…. 30.9 %
                                                              PP…………………….16.7 %…. 20.2 %
                                                              CS…………………… 15.9 %…. 14.0 %
                                                              UP…………………… 14.3 %…  13.2 %
                                                              VOX………………….10.3 %….. 8.2 %
                                         
La único que podría alterar significativamente el reparto de escaños, sería una coalición electoral de la derecha, pero no veo claro que Ciudadanos quiera sumarse, ya que Albert Rivera perdería protagonismo y visualizaría su condición subalterna respecto a Pablo Casado. Por el contrario, es seguro que Vox aceptaría; sabemos que parte de los votantes de Vox se abstendrían por su rechazo frontal al PP o por la decepción de los resultados obtenidos, pero también sabemos que a la casi totalidad de los votantes del PP, no les molestará respaldar una lista unitaria.
Los cambios se producirían sobre todo en las dieciocho provincias que eligen tres o cuatro diputados, pero parece lógico pensar que en este escenario de reagrupamiento parcial de la derecha, los socialistas se beneficiarían mucho de la inevitable reactivación del voto útil de la izquierda.
La segunda explicación es que los dirigentes del PSOE vean mucho riesgo en un gobierno de coalición con Unidos-Podemos, y no tanto por la falta de experiencia de estos últimos en tareas de gobierno, como por las inquietantes razones que dan: falta de confianza en los socialistas, necesidad de vigilar desde dentro a los ministros de Pedro Sánchez, y garantías para poder aplicar políticas propias. En definitiva una coalición de gobiernos como la que ha padecido Italia, donde el Movimiento 5 Estrellas ganó las elecciones (33% de votos) con un discurso ecologista, euroescéptico y contrario al euro. Para formar gobierno optó por la xenófoba Liga Norte (18% de votos), que ha sustituido su proyecto separatista por otro autonómico condicionado a reducir la ayuda económica al sur de Italia.

La Liga Norte ha jugado siempre a dos bandas, aplicando sus propias políticas desde el gobierno, y criticando públicamente a sus socios del M5E. En el momento en que las encuestas le daban una posición ganadora, su líder Matteo Salvini decidió romper el pacto de gobierno y pedir nuevas elecciones.
Las afinidades programáticas en el caso español entre PSOE y UP son mucho mayores, pero todo indica que el temor a este escenario de confrontación interna está ahora mismo muy asentado, y es que los españoles no sabemos guardar secretos, y las filtraciones terminan llegando a los oídos que no deben.  

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