Cuaderno de Bitácora: Entre trincheras

Ana Rodríguez Masafret

El lugar más peligroso para un soldado durante la primera guerra mundial, era , sin duda, encontrarse en tierra de nadie, entre trincheras, confundido y desquiciado , escuchando el silbido de las balas pasando de un lado y del otro, sin saber cómo salvar la vida.

La gran mayoría de españoles hoy nos sentimos así, en tierra de nadie, atrapados y frustrados entre las trincheras políticas de la izquierda y la derecha

Nuestros políticos, que son en general personas poco leídas, con mucho ego y verborrea fácil, se han empeñado en separarnos en bandos de imposible reconciliación. Y así fantasean: los rojos, con las bondades de gobiernos progresistas de izquierda y los azules, con sueños de gloria y perfección de gobiernos liberales de derecha. Y entre ese fuego cruzado se enquistan en una guerra siempre irreconciliable de ideología.

Mientras, eso sí, los independentistas y neoterroristas, campan a sus anchas reclamando su trozo de pastel, pactando con ambas caras de una misma moneda, pues unos por acción, la izquierda y otros por omisión, la derecha, han conseguido que la mantis religiosa independentista nos intente una y otra vez devorar. Nosotros, los españoles, somos su gran enemigo.

Entre tanto, y como los extremos ideológicos se atraen, primero vivimos el gran soufflé morado que en su día aupó a Iglesias, y ahora nos toca ver el gran soufflé verde de Abascal. Y también ellos, desde ambas colinas y atrincherados, hacen causa común: hacernos elegir para poder seguir viviendo para y por la ideología.
Y en esta batalla campal donde matar moscas a cañonazos resulta tan productivo para nuestra clase política, nadie se ha detenido a pensar en los españoles.

Lo increíble es que la gente de a pie -excepto los cuatro adeptos convencidos de ambos lados – sabe que España necesita ahora la estabilidad y la moderación de un pacto de Estado, una coalición entre rojos y azules; pero, los rojos andan muy ocupados abriendo viejas heridas de guerra para culpabilizar a los azules e intentar ganar algo que sus abuelos perdieron antaño y los azules son tan cobardes que se ponen de perfil y no gritan a los cuatro vientos que no son los herederos de nada.

Quiero recordar que han pasado ochenta años desde el sufrimiento fraticida, y que tras una amarga dictadura y un régimen de transición a la democracia digno de reconocimiento y orgullo que incluye una reconciliación que sirve de ejemplo y de estudio para toda Europa, somos un país plenamente demócrata. Sin embargo y por culpa de estos líderes revanchistas unos y acomplejados los otros, nos desangramos como país a la espera de ser rescatados entre su fuego cruzado.

No quiero pensar que países europeos como Alemania, Italia, Austria o Suecia , que aquí enumero por estar sus gobiernos formados con coaliciones de partidos «irreconciliables», son superiores; pero seguro que sus políticos padecen menos bisoñez que los nuestros.Y aunque mucho debería cambiar nuestra clase política, evidentemente no lo va a hacer, porque tal y como tienen montado su chiringuito, en España, sólo pierde el que está entre trincheras, o sea, nosotros, los españoles, huérfanos además de esa bisagra naranja que nos hubiera facilitado un gobierno estable y constitucionalista después de las elecciones del 28 de abril.
Todo una pena.

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3 comentarios

  1. Cuánta razón tienes.
    ¡Qué bien viven algunos reavivando el enfrentamiento!
    Que pena de oportunidad perdida.
    Que pena de proyecto.
    Qué pena de país.
    Qué pena de Españoles.

  2. Esto es lo que deseamos para nuestra «Querida España» tema que cantaba Cecilia?
    Dios mio,con el gran país que somos, lo que nos están haciendo entre todos.
    Ana,tienes razón en todo lo que comentas,pero tenemos que confiar que de alguna forma,alguien valiente lo pueda solucionar.

  3. Hola, Ana. El artículo 1 de la Constitución dice que «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho». Lo que tenemos en realidad es un Estado de Partidos. El Estado está siendo devorado por el apetito insaciable de poder de los partidos. Ningún partido tiene en cuenta el bien común, sólo buscan alcanzar el poder y permanecer en él. Creo que los españoles somos buena gente y no nos merecemos esto. Un saludo.