La actitud de Hitler hacia la homosexualidad

Juan Julio Alfaya
Durante la Segunda Guerra Mundial, numerosas personas homosexuales murieron en campos de concentración nazis. Lo chocante es que importantes dirigentes nazis eran conocidos por su homosexualidad de la que se mostraban orgullosos e incluso hacían alarde público, como fue el caso de Ernst Röhm, hasta que Hitler cambió de parecer y decidió aplicar a fondo el artículo 175 del código penal alemán que decía lo siguiente: «La fornicación contra natura realizada entre hombres o de personas con animales se castigará con pena de cárcel; también se podrán retirar los derechos civiles». Hitler fue mucho más allá de la pena de cárcel y recurrió sin más al asesinato.

La homosexualidad en Berlín

En la ciudad de Berlín la homosexualidad es ostentosa y "los bares para homosexuales pasaron de cuarenta en 1914 a ochenta en 1929", según describe el historiador judío George Mosse (1918-1999) en el estudio más célebre sobre el tema, «Nationalism and Sexuality» [Nacionalismo y sexualidad]. La homosexualidad y el nudismo gozaban de gran prestigio en los campos de instrucción de los jóvenes SS y en buena parte del mundo militar y nacionalista alemán. La homosexualidad era considerada una expresión de camaradería entre hombres  propia del ejército. Después de la Primera Guerra Mundial algunos escritores homosexuales se dedicaron a difundir la idea de que «el  espíritu de camaradería» de los homosexuales hacía de
ellos «los mejores soldados». Afirmaban que los homosexuales constituían «la flor de la
virilidad» y sus cuerpos desnudos eran símbolo de fuerza, coraje, desprecio de los pseudo-valores burgueses y cristianos (pudor, discreción…).

El caso de las SA de Ernst Röhm

El jefe de las SA, el hombre más poderoso del partido junto a Hitler, es Ernst Röhm, un famoso homosexual, como muchos otros jefes de las SA (Sturmabteilung, tropas de asalto o camisas pardas). Escribe Mosse «En 1932 Hitler había defendido con firmeza a Röhm cuando éste fue públicamente acusado de corromper a la juventud abusando de su grado de comandante para seducir a algunos de sus hombres».
Hitler sabe perfectamente que entre los jóvenes seducidos y atraídos por él y dispuestos a seguirle hasta la muerte hay muchos homosexuales, como refiere Joachim Fest en «El rostro del Tercer Reich». Fest, uno de los historiadores más cualificados acerca del nazismo, subraya «la impronta típicamente homosexual de las SA»y resalta el hecho de que los primeros nazis eran normalmente personas apátridas y desarraigadas que desdeñaban»los vínculos sólidos y, por lo tanto, la relación con una mujer y la familia» en la mujer veían sólo el medio para procrear y en el amor homoerótico una dignidad superior.
Esta unión entre homosexualidad y nazismo es denunciada en la época tanto por los
opositores de izquierdas, como por polemistas católicos, y será confirmada por la historiografía sucesiva así como por películas como «La caída de los dioses», de Luchino Visconti, en la que se recrea la matanza de miembros de las SA durante una orgía homosexual.

La ruptura entre Hitler y las SA

Una vez que el nazismo llega al poder, nace una fuerte rivalidad entre Hitler y las SA. Ernst Röhm, el hombre más fuerte del partido después de Hitler, aspira a un diunvirato y quiere imponer su visión acerca de las relaciones con el ejército regular, la economía y la burguesía alemana.
En ese momento (año 1934), Hitler decide anticiparse a los probables movimientos de su amigo y utiliza para desacreditarlo la acusación infamante que hasta ese momento había mantenido escondida » Röhm y los jefes de las SA son homosexuales y pedófilos».Lo que todos en el partido ya saben, es ahora denunciado por quien ha recibido de las SA toda la ayuda para alcanzar el poder.

La homosexualidad de Röhm, que no había constituido un obstáculo a su carrera mientras había estado en sintonía con la jerarquía nazi, se convirtió de repente en un pretexto útil para justificar su eliminación física.

La noche de los cuchillos largos

En la famosa «noche de los cuchillos largos«, un arreglo de cuentas dentro del partido nazi, muchos jefes de las SA son asesinados mientras están disfrutando de algunos días de vacaciones concedidos por el jefe Röhm y se están divirtiendo con algunos conmilitones y algunos muchachos. La mayor parte de los asesinatos los llevaron a cabo las SS (Schutzstaffel), un cuerpo de élite nazi, y la Gestapo, la policía secreta del régimen.
El historiador francés Max Gallo, en «La noche de los cuchillos largos», describe una noche típica de Röhm y de otros jefes de las SA, «elegidos en base a criterios sexuales». Después de  beber abundantemente, «participa toda la noche en una orgía con sus Lust knaben [chicos lujuriosos], sus amados jovencitos«.

Hitler, que por su parte es un perverso maniaco sexual que ha empujado a su sobrina Geli Raubal al suicidio, puede, por consiguiente, construir a partir de este momento una nueva acusación contra sus antiguos amigos, convertidos en adversarios «homosexuales y pedófilos!» La acusación se volverá mortal en manos de Himmler, subalterno de Röhm, que considera la homosexualidad perjudicial porque lleva a la extinción de la raza.

En la foto figuran Hitler y cuatro de sus primeros hombres de las SS (un quinto ha sido
borrado). El quinto hombre fue Emil Maurice, amante, secretario personal y chófer del Führer,
expulsado de las SS en 1935 cuando se descubrió que era judío.

La persecución de los homosexuales

A partir de la llegada de Hitler al poder en enero de 1933, el Ministerio del Interior de Prusia ordenó el cierre de todos los locales y revistas que estuviesen relacionadas con los homosexuales. En mayo el Institut für Sexualwissenschaft (Instituto para la Ciencia Sexual) fue cerrado, saqueado y su biblioteca ardió junto a otras obras «contrarias al espíritu alemán».
En junio se disuelven definitivamente las asociaciones de homosexuales.

La persecución de los homosexuales, hasta ese momento muy bien representados en el
partido, comienza sobre todo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939) por dos motivos: el primero es que la presencia de los homosexuales entre las filas del partido y del ejército es sentida como una amenaza para el crecimiento demográfico de la nación y, el segundo, porque crea grupos y vínculos clandestinos que pueden escapar al control del partido. La acusación de homosexualidad y pedofilia se convierte en la más cómoda para eliminar a los opositores, sin casi proceso.

De este modo, bajo la acusación de homosexualidad, caen adversarios políticos y sacerdotes católicos, que son desacreditados a los ojos de sus fieles, por haberse opuesto al régimen y que acabarán en los campos de concentración con un triángulo rosa cosido en sus ropas, aunque no sean para nada homosexuales.

Sin embargo, la homofobia del NSDAP (Partido Nazi) queda en segundo plano frente al antisemitismo, que es su frente de batalla prioritario. Como ejemplo, ni en el programa del NDSAP, ni en Mein Kampf se encuentran frases explícitas en contra de la homosexualidad.

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