A don Salvador Illa. Ministro de Sanidad del Gobierno español

Juan Cardona Comellas (juan@juancardona.es)

Sr. Ministro:
Desde mi más sincera gratitud le quiero comunicar mi actual estado de ánimo.
Ayer desnortado, hoy cabizbajo: una Orden Ministerial, firmada por usted, me ha catalogado como anciano por tener más de 70 años, no se atreve, don Salvador, en utilizar este adjetivo; establece en ella, la categoría en «persona mayor de».

Agradezco sinceramente que nos reserven un par de horitas por la mañana y una en la tarde para poder pasear y practicar deporte, lejos de los menores de tal edad y de los jovenzuelos de 69 añitos. Me emociona que aleje de mis torpes pasos a las crianzas menores de 14 años que alteran mi paz y sosiego. Se que es por mi bien y para que no me contagien tales mesnadas. Donde si me he entregado y no pude contener mis lágrimas es cuando, señor ministro, apunta que me podrá acompañar, en mis vacilantes paseos, un lazarillo; eso sí, de más de 14 años. Echo en falta que no sea obligatoria la aplicación de móvil de localización de personas perdidas o desorientadas y que no incluya entre las recomendaciones la mascarilla con babero y un set con pañal de repuesto.

Se que usted, como hombre lógico, o al menos filósofo, solo quiere protegernos, cosa que agradezco. Una sugerencia, si se admite de este anciano: Esta protección tan loable se puede extender en el plano material y humano a todas las residencias de mayores que han estado en el olvido de responsables, incluso bajo la del nuevo social vicepresidente patrón, y que han contribuido, todos ellos, a que España capitanee tan elevada cifra de fallecidos como consecuencia de la pandemia. Se que su preocupación está motivada por sus propios estudios que fijan en 86% los fallecidos de más de 70 años diagnosticados previamente como infectados por el SARS-CoV-2, aunque a usted le gusta más denominarlo por la enfermedad que provoca de COVID-19. En este porcentaje no incluye los fallecidos en residencias y domicilios «no diagnosticados», que si no; «se hubiesen alcanzado (como diría un presentador de televisión, olvidándose que habla de muertos) un nuevo récord del 95%».

Sin maldad ni exigencia alguna, solamente en un rizar el rizo: ¿Esta protección y ayudas no se pudieron haber practicado en los inicios de la pandemia? Seguro que si fuese así muchos de mis compañeros de quintas se dirigirían a usted como «Mi Salvador».
Queda a su disposición en lo poco que pueda aportar y con la promesa de no molestar, su administrado, que lo es.

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