El Marqués se quedó «sin fuegos» y sin acto de ofrenda floral

Un año más en la festividad de San Ramón se celebra en Ferrol el conocido como «día del Marqués de Amboage» en honor y recuerdo de Ramón Pla y Monge (Ferrol, 19 de octubre de 1823 – Madrid, 6 de septiembre de 1892) un empresario del siglo XIX, nombrado marqués de Amboage.

(*) De familia acomodada hijo de Félix Plá Pulles y de Ramona Monge Amboage,​ se casó con Faustina Peñalver, con la que tuvo dos hijos. En su juventud emigró a Cuba, donde creó un negocio de ferretería, la Compañía de Gas de La Habana y su homóloga en Matanzas. De vuelta en Ferrol obtuvo el título de Marqués de Amboage (el 21 de junio de 1884), la gran cruz de Isabel la Católica y la plaza de consejero del Banco Hipotecario de España.

Tras la muerte de su primer hijo el 13 de julio de 1891 en un accidente militar, decidió en 1892 dedicar un tercio de su fortuna a la fundación hoy conocida como Fundación Ramón Plá, Marqués de Amboage. Esta tenía como fin «distribuir todos los años, entre cien pobres verdaderamente necesitados, vecinos o que residan habitualmente en la ciudad de Ferrol, la suma de cinco mil pesetas en metálico» en un reparto que se hacía el 31 de agosto, día de San Ramón, dando a cada pobre una limosna de 50 pesetas.

Además también pagaba a las familias pobres las 1.500 pesetas que costaba la excedencia del servicio militar. Esta ayuda evitó que muchos ferrolanos luchasen en la guerra de Cuba y que las familias campesinas tuviesen que prescindir de la ayuda de sus hijos durante los dos años de servicio. Más tarde se prohibió la exención, pero se siguió repartiendo las 1.500 pesetas entre los mozos que reunían una serie de requisitos, como ser trabajadores y tener la hoja de servicio limpia.

La fundación disponía de un capital a partir de cuyas rentas se subvencionaba su actividad. Los fondos sobrantes se deberían distribuir, por partes iguales, entre los establecimientos benéficos de la ciudad.

Actos en su honor

Fot. arch.

El ayuntamiento de Ferrol, decidió darle su nombre a la plaza de Dolores y dedicarle una estatua. En 1895 se fundó la sociedad «Gratitude ó Marqués de Amboage«,​ para celebrar todos los años una misa y fiestas en su honor, en el día de su santo. Dentro de estos actos se realizaba una procesión que salía de San Julián hasta la plaza que recibe su nombre para depositar una corona de flores y celebrar los famosos fuegos de artificio.
En la actualidad esta procesión cívica se substituye por una ofrenda floral y un acto institucional ante la estatua del Marqués en la Plaza de Amboage y el disparo de fuegos de artificio se realiza de noche en la ensenada de A Malata como colofón de las fiestas.

Pero el dichoso covid-19 ha estropeado la celebración de este 2020.
Se eliminaron los fuegos artificiales y no se celebró la  tradicional ofrenda floral ni la recepción en el Palacio Municipal,que ya hace unos años ha quedado en el olvido.
Hubo, eso si, la misa en la concatedral de San Julián organizada por la Fundación que lleva el nombre del marqués, la entrega de donativos a cuatro instituciones benéficas de la ciudad y una corona de flores depositada por una floristería en la estatua del Marqués.

Los ferrolanos «de siempre» no pueden olvidar la historia y a un personaje de la que forma parte, un hombre al que la leyenda negra hizo daño, pero al que muchas familias están agradecidas por su gesto de apoyo económico.

Y recordar cuando hace años, los «fuegos del Marqués» se celebraban en la plaza que lleva su nombre. Al final de las figuras de artificio y la traca se quemaba una portada en la que se dejaba leer en un cartelón «gloria y loor al Marqués de Amboage«

( * Wikipedia)

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