Monarquía española vs monarquías europeas

Enrique Barrera Beitia
El debate sobre la monarquía se ha instalado en la política española. La Democracia no es exclusiva de los sistemas republicanos, porque Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y Reino Unido son estados monárquicos y muy democráticos. Entonces…¿por qué hay tanta reticencia a incluir a la española en esta categoría? Una explicación puede ser que la monarquía, para ser aceptada por sus súbditos, tiene que haber demostrado más allá de toda duda razonable su vocación democrática. Veamos si esto ha sido así:
Cristián X de Dinamarca fue un rey muy autoritario y bastante cuestionado. Sin embargo, todo cambió con la invasión nazi de 1940, cuando decidió pasear a diario a caballo por Copenhague seguido por una multitud de ciudadanos, y provocando situaciones de baja tensión con los alemanes, que debidamente amplificadas terminaron por convertirlo en un icono de la soberanía nacional. Hay que tener en cuenta que Alemania y Dinamarca no entraron en guerra, porque el gobierno danés concedió derecho de paso a los alemanes cuando estos invadieron Noruega, y posteriormente autorizaron el acuartelamiento de tropas alemanas, que técnicamente no eran ocupantes.

Haakon VII de Noruega nunca tuvo problemas con el parlamento, y además llamó a la resistencia activa contra la ocupación alemana. Estableció un gobierno paralelo en Londres, y pidió a todos los marineros noruegos que pusieran sus barcos a disposición de Reino Unido. Lógicamente, se convirtió en un símbolo de la resistencia nacional.

Cristián X de Dinamarca, Haakón VII de Noruega y Guillermina de Holanda adoptaron posturas beligerantes contra la ocupación alemana, a diferencia de Leopoldo III de Bélgica.

La familia real holandesa también se exilió en Londres, y la reina Guillermina hablaba diariamente por la BBC animando a resistir, convirtiéndose también en una figura muy popular. El carácter antifascista de esta reina ya venía de 1932, cuando alertó del peligro que podía suponer la llegada de Hitler al poder.

Caso muy distinto es el de Leopoldo III de Bélgica, que se negó a exiliarse y optó por colaborar con los nazis. Argumentó que con su actitud liberó a 50.000 prisioneros belgas, que mejoró el abastecimiento alimenticio, y que era lo que la mayor parte de los belgas querían para suavizar la ocupación, lo que probablemente es verdad. Sin embargo, constitucionalmente Leopoldo III tenía que haber obedecido al gobierno y acompañarles en el exilio. Un plebiscito muy ajustado permitió que continuara como rey, pero con una división nacional tan fuerte, que terminó abdicando.

El caso de la familia real británica es bastante peliagudo, porque ha existido un pacto de silencio con los sucesivos gobiernos británicos para ocultar las simpatías que el nazismo despertaba en la familia real y especialmente en Eduardo VIII (Duque de Windor), obligado a abdicar en 1936. Muchos habrán oído que renunció a la corona por su amor con la estadounidense Wallis Simpson, un matrimonio prohibido por el
gobierno. En realidad, fue una manera de buscar una salida no traumática a un serio problema político. Con la entrada en guerra, las veleidades de la familia real con el nazismo se evaporaron.

En España la monarquía mezcló mal con la democracia. Alfonso XIII optó por apoyar la dictadura de Primo de Rivera, y su hijo Don Carlos apoyó inicialmente a Franco, aunque después sus relaciones empeoraron. Juan Carlos I sólo se legitimó con su actuación contra el golpe de estado de 1981; se dijo entonces que España no se había hecho monárquica sino juancarlista, pero su actuación posterior ha dilapidado su capital político. Además, que todavía no se hayan desclasificado documentos clave del 23-F (como las conversaciones telefónicas mantenidas con las regiones militares), alimentan cada vez más la sospecha del auto-golpe.

Los escasos sondeos que tenemos disponibles, parecen indicar que “todavía” hay una ventaja de los partidarios de la monarquía. Digo “todavía”, porque hay coincidencia de que conforme baja la edad, el apoyo a la monarquía desciende, por lo que en 10 años tendrá un apoyo minoritario entre los españoles, y aunque no consideren prioritario cambiar la forma de estado, es obvio que no aceptarán como argumento
válido que ellos no tienen nada que decir, porque sus padres y abuelos votaron la monarquía en 1978.

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2 comentarios

  1. Si sus previsiones acerca de la monarquía se cumplen con tanta exactitud como el resto de sus predicciones, tenemos monarquía para quince siglos.

  2. Enrique es un estudioso de la historia. Se dice un historiador.
    No habla por hablar ni tiene una bola de cristal.
    Además, siempre hila fino y en este ocasión con guante blanco.
    Chapó Enrique