Sabores ártabros-Mis deseos para 2022

José Perales Garat

Pues al final parece que celebraciones de fin de año grupales no, pero nadie duda que gastronomía sí ¿No? ¿Y entonces? Pues canapés, champán, uvas, otra vez turrón y el organismo empezando a decir basta ya, que no somos boas constrictor, pero el marisco sin precios de récord y muchísimos más productos de oferta pese al brutal repunte del IPC.

Paradojas del hoy que mañana nos explicarán los economistas. Consumimos mucho, sí, mogollón, y eso hace que la economía fluya, y que la sangre tenga dificultades para hacerlo. Yo no soy de los que hago propósitos de año nuevo, la verdad, porque creo que los buenos propósitos hay que madurarlos, pero sí tengo muchos deseos de que pasen cosas buenas: que se acaben las restricciones, que esos hosteleros que ansían la Estrella Michelín vean recompensados sus esfuerzos, que la depuración nos traiga más y mejores pescados y mariscos, que sigan apareciendo quesos (y queserías) en la comarca, que los viñedos de la zona empiecen a ser algo más presente en el paisaje o que aprendamos a querernos más como destino gastronómico.

Quién sabe si la dieta ártabra servirá de algo, quién si habrá al fin una feria gastronómica de productos ferrolanos, quién si abrirá una tienda que nos enamorará, quién si descubriremos un nuevo local, un nuevo plato o un nuevo ingrediente; lo que importa, en mi opinión, es sacudirse algunos complejos y no equivocarse de objetivos.

Este año que entra pretendo ir a Bacelo, volver al Timón, disfrutar de O Camiño del Inglés, volver al Frank, participar en alguna jornada gastronómica, visitar El Gitano, A Maruxa, Sinxelo y O Pedreiro y muchos otros sitios de los que no he hablado porque no quiero que creáis que esto es una bitácora publicitaria.

También quiero ver despegar a nuestro Camino Inglés -el de los caminantes-, cómo nacen las nuevas fragatas, cómo se desarrolla el campus industrial, cómo nacen más niños, cómo crece la población, cómo nuestros hijos se sienten orgullosos de una ciudad que quiere ver ascender al Racing y al Uni mantenerse en la primera división femenina. También quiero que seamos conscientes de que nuestro patrimonio ilustrado es una joya de nivel mundial, y que el de Ucha es digno de una exposición permanente, quiero ver cómo San Felipe se llena de visitantes y una Semana Santa que nos incomode la vida por unos días y nos ayude a avanzar como población, quiero ver terminadas las obras de Dolores y que acaben las obras que todavía no han empezado, quiero ver un nuevo Ferrol Vello y muchas más viviendas restauradas y
ocupadas en los barrios históricos, quiero que se empiece a mirar al Esteiro Viejo y que acaben todas las obras del proceso de depuración, y quiero ver el astillero de La Cabana con astillas, tablas, cabos y velas.

Quiero demasiadas cosas, lo sé, y no está bien pedir demasiado, pero cuando llegan estos días en los que nada acaba y parece que empieza todo, siempre hacemos balance y echamos la vista atrás, pensando en qué cosas pasaron, en cuáles mejoraron, en las que empeoraron y en lo que querríamos haber hecho y no hicimos.

Por eso os deseo a todos que beséis, abracéis, améis, disfrutéis de cada segundo como si fuera el último, que no escatiméis esfuerzos ni ahorréis en palabras, porque la vida a veces golpea muy duro, y nunca sabes cuándo va a ser la próxima vez que puedas darlo todo sin esperar nada a cambio. Le pido a Dios que este año sea mejor, que estemos todos lo mejor posible, que me deje seguir entreteniendo y que esas crisis que siempre nos acechan, nos den un respiro en esta ocasión, para que todos podamos sentirnos orgullosos de vivir en Ferrol, en este Golfo Ártabro tan asombroso con esos amaneceres y esos ocasos que nos dejan con la boca abierta, y con esa obra de tantas generaciones que nos ha sido dada en custodia.

Feliz año nuevo a todos, que Dios os bendiga y que el 2022 esté lleno de todas sus
bendiciones.

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