Elcano. 500 años de la hazaña más audaz de la historia humana. «Primus circumdedisti me»

Abel García López

El 6 de Setiembre de 1522, hace nada más y nada menos que 500 años, llegan a Sanlúcar de Barrameda Juan Sebastián Elcano y 20 hombres en la nao Victoria, tres de ellos indígenas de las Islas Molucas que habían embarcado en Tidore, después de dar la primera vuelta al mundo. Son los 18 supervivientes de las cinco naves que habían salido de Sevilla tres años atrás a las órdenes de Magallanes con 265 hombres en total. En palabras de Elcano, llegaron “flacos como jamás hombres estuvieron“.

“Son atendidos con comida por la Casa de Contratación, en este primer momento: 12 arrobas de vino, 75 hogazas de pan y roscas, un cuarto de vaca y melones, pero Elcano quiere ir hasta Sevilla, desde donde habían partido tres años y 28 días atrás.” “Entran al puerto de Sevilla fundiendo en salvas la pólvora que les quedaba. Nuestros héroes tienen presente una promesa hecha a la Virgen durante una tempestad que casi termina con ellos cuando viajaban a Timor, y piden cirios. Así, desembarcan uno a uno en procesión, descalzos y con cirios en la mano, hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en Triana, para dar gracias a la Virgen. Traen un preciado cargamento de 27 toneladas de clavo, una increíble fortuna para la época.” (www.rutaelcano.com).

Si me pusiera a contar esta gran hazaña aunque fuera de forma muy resumida, no nos llegarían cientos de páginas para hacerlo. Grandes historiadores tiene España que estudiaron, investigaron y escribieron sobre esta hazaña. Solamente pretendo hacer un breve relato ameno para acercar la primera vuelta al mundo al que tenga cierto interés en conocer nuestra gran historia.

Tristemente, uno de los grandes problemas de nuestra nación, es que las autoridades, no son muy dadas a celebrar los grandes hitos de nuestra historia. Cierto que si así fuera y no hubiera una selección de los más notorios, no llegarían los días del año para celebrar todas las efemérides de nuestra increíble historia.

Pero aunque eso me preocupa, lo que más me duele es que en las escuelas no sea de celebración oficial obligatoria los grandes acontecimientos de nuestra historia. Como decía antes, sería imposible celebrarlos todos porque no habría tiempo para otras materias, pero hay 8 o 10 sucesos que tendrían que ser obligadísima su celebración en la enseñanza. La Batalla de las Navas de Tolosa, el Descubrimiento de América, la Batalla de Lepanto, Blas de Lezo y la Batalla de Cartagena de Indias, la toma de Granada y alguna otra más. Haciendo énfasis en ellas, crearían el deseo de leer y estudiar la historia de nuestra nación en los niños y adolescentes y además serviría para unir a la patria, al ser de obligado cumplimiento en todas las escuelas de España. Tristemente, estoy soñando.

Está muy bien enseñarles a los niños como cuidar el medio ambiente y cosas similares. Yo siempre digo que mi nieto va en tercero de contenedores. Pero si eso es importante en su formación, es mil veces más importante que conozcan la historia de su nación. Si desconoces la historia de tu nación, desconoces tus orígenes y si desconoces tus orígenes te desconoces a ti mismo. Me pongo como ejemplo. Quedó gravado en mi memoria, desde muy pequeño, la celebración de la Fiesta del Árbol que se hacía en época del General Franco en las escuelas y de aquella canción tan bonita que cantábamos… «Cantemos al árbol que voy a plantar. Si Dios lo protege del hombre y del viento, ¡salud y riqueza dará! ¡salud y riqueza dará! Uno para el otro los dos creceremos; él se irá elevando y yo iré creciendo, Y si triste y solo llego yo a morir, dejaré en el mundo un árbol siquiera plantado por mí».

Quiero decir con esto, que estas cosas que aprendes desde niño, no se olvidan nunca. Así pasaría con nuestra historia, que sería recordada para siempre. Dicho esto, tengo que decir que tampoco el régimen de Franco se esforzó demasiado en difundir y enseñar nuestra historia.

Hace no mucho tiempo llevé a mi nieto Pablo a ver, en el muelle del Puerto de La Coruña, una réplica de la Nao Victoria, uno de los cinco barcos que partieron de Sevilla al mando de Magallanes y en la que llegó Juan Sebastián Elcano tres años después navegando por primera vez alrededor del mundo. Antes de esa visita le expliqué con una esfera como había sido esa vuelta al mundo. Cuando estábamos en la nave, preguntaba por todo y se mostró muy interesado. Después fue recompensado con un rico helado. Si Dios me da vida, trataré de hacer lo mismo con mi nieta Carmen que ahora solamente tiene dos años.

En el año 2016 la réplica de la Nao Victoria visitó Ferrol y llevé a mi padre a verla, que era un hombre bastante culto, conocedor de la historia y muy experimentado en construcción naval. Los dos quedamos asombrados del pequeño tamaño de ese barco y como fueron capaces de dar la vuelta al mundo por un terrible mar que desconocían. “Con esa Cáscara de nuez no me atrevo yo ni a cruzar La Marola” me dijo mi padre y me recordó aquella canción que nos cantaba de pequeños… «Alá cruzando A Marola sucédonos lo peore. O Tío Xan gomitoulle a unha señora na cara. Chamoulle porco, mal insinado y mil alcumes no castellano. E si non chega pronto o vapor dixo que o mete no cagarrón». Para los más jóvenes. A Marola es una zona de mar abierto que hay entre Ferrol y Coruña y esta canción nos cuenta lo mal que lo pasaban a veces los viajeros que iban en aquellas lanchas de vapor de Ferrol a Coruña.

Mi padre no salía de su asombro. Como ya dije, un experimentado trabajador de Bazán, aprendiz desde los 14 años que entró en la Escuela de Aprendices, y Maestro del Taller de Armadores. Yo tampoco salía de mi asombro a pesar de no tener experiencia marítima. Nos preguntábamos como con aquella Cáscara de nuez habían podido, primero descubrir y luego pasar por el terrible Estrecho de Magallanes que separa el Continente de la Isla Grande de Tierra de Fuego.

La empresa fue totalmente española, y eso hay que dejarlo claro ante el intento del Gobierno de Portugal de apropiarse de ella con motivo de este 500 aniversario. No quiero con eso quitar ni un ápice de protagonismo al gran marino portugués que fue Fernando de Magallanes, que es el que tiene el proyecto de viajar a las Molucas por Occidente, buscando un paso marítimo hacia el Mar del Sur descubierto en 1513 por el extremeño Vasco Núñez de Balboa. Presenta el proyecto al rey de su país, pero fue despreciado en varias ocasiones por el rey Manuel I de Portugal. Al final se deshace de Magallanes liberándolo de su nacionalidad para que pueda trabajar con otra corona como le pide el marino. Acude entonces a la corona de España, al rey Carlos I, que conocía y deseaba el mercado de las especias en manos de los portugueses, para encontrar una ruta por el hemisferio español sin pasar por el portugués.

Recordar que Carlos I era rey de España y de todas las Españas en el Nuevo Mundo, rey de Sicilia, Archiduque de Austria, rey de Nápoles y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, entre otros. Casi nada. Estamos hablando del dueño del mundo conocido ahora como Occidental y un poco más. Ni hoy el Presidente de los EE.UU tiene el poder que tenía nuestro rey Carlos. Llegó a España con 17 años desde Flandes desembarcando por casualidad, debido a una tormenta, en el pequeño pueblo marinero de Tazones en Asturias. Casi sin saber castellano, con 18 años y al año de llegar a España ya toma la decisión de aceptar el plan de Magallanes y firmar las Capitulaciones de Valladolid.

El mundo era de españoles y portugueses y estaba dividido según el Tratado de Alcáçovas y posteriormente por el Tratado de Tordesillas, que fue confirmado por el Papa Julio II por medio de la bula Ea quae pro bono pacis en 1506. Este tratado se firma para evitar la disputa en las zonas de navegación y conquista con nuestros vecinos. Cosa difícil.

Cuando hablamos de España y de conquistas por todo el mundo, a casi todos nos viene a la cabeza el oro y otras cosas por el estilo, muchas de ellas pertenecientes a la Leyenda Negra contra nuestra nación.  Curiosamente, las disputas, rencillas y desconfianzas entre España y Portugal no venían por ese metal precioso, sino por algo que ahora le damos una importancia relativa. Las especias. Para Portugal, la especiería era el secreto mejor guardado de la nación y la base de sus negocios con Europa.

Las especias llegaron en un principio a Europa a través de rutas marítimas y terrestres desde Oriente Medio y estaban en manos de los venecianos.

El problema era como acceder a esas especias por mar, por eso España envía a Cristóbal Colón hacia el Oeste para abrir una ruta y lo que se encuentra es un nuevo Continente. El portugués Vasco de Gama va por el sur, dobla el Cabo de Buena Esperanza y abre una ruta marítima hacia la India. Esas especias tenían una gran demanda en Europa, tanto para la cocina como para la medicina. Era tan importante y valiosa esa mercancía, que las 27 toneladas de Clavo que Elcano traía en la Nao Victoria, cubrieron totalmente los gastos de toda la expedición de Magallanes. Ese cargamento de clavo y madera de sándalo se le entregó en Sevilla a Cristóbal de Haro y fue vendido en Amberes con recomendación de Carlos I a su tía Margarita de Austria, gobernante de los Países Bajos, para conseguir el mejor precio.

Cuando vayas al Supermercado a comprar un bote de Clavo, que ahora vale sobre 2 Euros, frasco incluido, acuérdate que hace 500 años muchos hombres morían y sufrían descubriendo rutas marítimas para acceder al Índico y al Pacífico y poseer tan preciada mercancía. Era tal la importancia y el miedo a la competencia que tenía Portugal, que la expedición de Magallanes fue saboteada por nuestros vecinos antes de su partida e incluso llegaron a intentar matar al marino.

Volvamos a la expedición

El 10 de Agosto de 1519 las naves van zarpando desde Sevilla hasta llegar a Sanlúcar de Barrameda. El 10 de septiembre de 1519 por fin parte la expedición de ese puerto gaditano al grito de Magallanes: “¡ Larguen en nombre de Dios! Siempre vigilantes para no ser interceptados por barcos portugueses. Hicieron parada en las Islas Canarias y de ahí, siguiendo la ruta portuguesa hasta Guinea, cruzaron a Brasil y llegaron a la altura de lo que es ahora Río de Janeiro. En esa zona pararon, haciendo intercambios con los indígenas, provisionándose y probando dos alimentos desconocidos en Europa, las patatas y el pan de maíz.

Continuaron el viaje llegando a lo que hoy es el Mar del Plata comprobando que era agua dulce y que no era el paso de mar que buscaban. Viendo Magallanes que el invierno austral se les echaba encima y dada su crudeza por la proximidad de la Antártida, fondearon en el puerto natural de San Julián y allí estuvieron esperando a que pasara el invierno durante 5 meses. En ese lugar es donde se produjo un motín, condenas a muerte y el abandono de dos navegantes en una isla para que murieran allí. Cosas terribles sumadas a la dureza del viaje. Parece que con Magallanes no se jugaba.

Terminado el invierno, llegada la primavera austral y tras una ceremonia religiosa, las cuatro naves, ya que la Santiago había naufragado, levaron anclas en San Julián y siguieron navegando hacia el sur. Durante ese duro invierno, el 21 de Julio de 1520, el piloto y cosmógrafo Andrés de Sanmartín, muerto después en Filipinas, desembarco para tomar en tierra medidas astronómicas, llegando a la conclusión de que se encontraban a una latitud de 49º 18’ Sur, la zona más meridional nunca alcanzada por europeos. Tras navegar bastantes millas por un mar cada vez más peligroso cerca de una costa totalmente recta, arribaron al Cabo de las Once Mil Vírgenes, distinguiendo desde allí un entrante del mar, como una de nuestras rías, viendo a lo lejos altas cumbres cubiertas de nieve. A los pilotos les pareció absurdo entrar allí y que ese sería otro fracaso y que al final de esa ensenada rodeada de montañas estaría cerrado y no habría ningún paso para cruzar a lo que se conocía en aquel momento como Mar del Sur. Magallanes, como Capitán General y parece que persona que no se rendía fácilmente al fracaso, se debió de empeñar y siguieron lentamente navegando por aquella inhóspita Bahía Posesión. Pasando por otro paso estrecho se adentran en un mar interior, la bahía de San Felipe, en un mar gélido y oscuro con continuas montañas nevadas a su paso. Tenían que ir muy lentamente ante el riesgo de embarrancar o estrellarse contra las rocas. Alcanzaron una bifurcación en la que tomaron el cauce de la derecha y tras un ramal alargado de más de 100 millas rodeado de montañas y de glaciares, llegaron a un mar abierto en calma que Magallanes bautizó como Pacífico.

¡Habían encontrado el estrecho para pasar al Pacífico!

Una de las naves, la Santiago, había naufragado en las costas de Argentina y La San Antonio desertó y volvió para España antes de entrar en el estrecho. Para más desgracia, La San Antonio era el barco despensa de la expedición, con gran cantidad de víveres. Tres naves, La Concepción, La Victoria y La Trinidad, fueron las que cruzaron el que ya sería para siempre el Estrecho de Magallanes.

Tardaron 37 días en cruzar el Estrecho, recorriendo 305 millas marinas, unos 550 kilómetros. Todo el recorrido de la expedición fue extremadamente peligroso, pero si hablamos con nuestros marinos de la Armada, con nuestros pescadores o con nuestros marino mercantes, coincidirán que posiblemente este fue el tramo más peligroso, por su situación geográfica, por su estrechez en muchos tramos y por las malas condiciones meteorológicas que hay casi siempre en la zona, con riesgos de icebergs incluido. Para corroborar esta apreciación, decir que hay documentados más de 350 naufragios en esa zona desde el siglo XVI, teniendo en cuenta que desde que se abrió el Canal de Panamá hace más de 100 años, el tráfico por esa zona austral es muy escaso.

La expedición pensó que habían llegado al Índico, pero se encontraron con el mayor espacio salado de la Tierra, nunca antes surcado por europeos. Subieron pegados a la costa de Chile, durante unos tres meses, siendo víctimas del calor, del hambre y de la sed. Pigaffeta, cronista italiano que viajaba en la expedición, escribe, “para no morirnos de hambre, nos veíamos obligados a comer pedazos de cuero (de la guarnición de los mástiles), después de ablandarlo en el mar… y lo cocíamos sobre unas brasas hasta parecernos un manjar delicado…”.

Después de tanta desgracia, llegaron a Las Marianas y de ahí al archipiélago de San Lázaro que ahora conocemos como Filipinas. Magallanes, llevado por su carácter, ambiciones y arrogándose funciones de conquistador y evangelizador, desobedeciendo las prescripciones de las Capitulaciones de Valladolid, en el sentido de no guerrear contra las autoridades nativas, se enfrentó, él y 70 hombres, en una batalla desigual con más de mil quinientos indígenas, dándole estos muerte a él y a unos 40 hombres, en la pequeña isla de Mactan enfrente a Cebú.

Hasta aquí y antes de llegar a las Molucas termina trágicamente la aventura de Magallanes. Siempre estará en la Gran historia de España y su nombre quedó para siempre inmortalizado en el famoso Estrecho de Magallanes y en esa ave que tanto les llamó la atención a los navegantes cuando llegaron a la zona austral, el Pingüino de Magallanes.

Tras las vicisitudes con los indígenas, donde fueron engañados para tratar de terminar con ellos, las tres naos consiguieron salir de Cebú. Dada la mala situación de La Concepción, aprovecharon de ella lo que pudieron y posteriormente le prendieron fuego. Quedaban en estos momentos solamente dos naves, La Trinidad y La Victoria.

Después llegaron por fin a Las Molucas, el 7 de noviembre de 1521. Según cuenta Pigaffeta, el cronista de la expedición, “El piloto nos dijo que estábamos en las islas del Maluco. Dimos gracias a Dios, y como señal de alegría disparamos toda la artillería. No debe extrañar nuestro gran contento al ver estas islas, si se tiene en cuenta que hacía 27 meses que corríamos los mares y que habíamos visitados infinidad de islas, buscando siempre Las Maluco “

Cuando las dos naves cargadas de Clavo salían de las Molucas, donde fueron muy bien tratados, La Trinidad, posiblemente debido al peso, se le desencajaron varias cuadernas. Era imposible intentar navegar así. Para no poner en riesgo a La Victoria y su cargamento se decidió que debería partir inmediatamente mientras la otra resolvía su avería.

En esa decisión tuvo importancia el deseo de informar lo antes posible a Carlos I de su descubrimiento. La nao Victoria, capitaneada por Elcano, navegaría por el Índico y después bordeando África llegaría a España.

Estas son las palabras de Pigaffeta. “Durante un tiempo se carenaría La Trinidad, que podría aprovechar los vientos de poniente para ir a Darien, al otro lado del mar de la tierra de Yucatán. Aseguró entonces el rey de Tirode, que disponía, de un servicio de 250 carpinteros, a los que emplearía en este trabajo bajo la dirección de los nuestros, y que aquellos de nosotros que se quedaran en la isla serían tratados como sus propios hijos. Pronunció estas palabras con tanta emoción que a todos nos hizo derramar lágrimas “. Por lo tanto, la Victoria iría hacia África y la Trinidad, cuando fuera reparada, hacia América cruzando de nuevo el Pacífico.

El 21 de Diciembre de 1521 se produjo la triste despedida de los pasajeros de La Victoria y los de La Trinidad. Como le manifestó Elcano en su famosa carta a CarlosV: “Resolvimos, o morir, o con toda honra servir a Vuestra Majestad para hacerle sabedor de dicho descubrimiento, y partir a España con una sola nave“.

¿Qué habría pasado si Magallanes no hubiera muerto? Seguramente, obedeciendo a las Capitulaciones de Valladolid hubiera vuelto a España por el mismo lugar por donde había venido hacía meses, para no entrar en conflicto con Portugal. Si hubiera sido así, no se habría dado la vuelta al mundo en ese momento. La decisión de Elcano fue muy arriesgada ya que pudo haber sido detenido por los portugueses y tampoco hubiera dado la vuelta al mundo.

La decisión y el mérito de circunnavegar el globo, fue exclusivo de Juan Sebastián Elcano, a pesar de que el barco estaba en muy mal estado. Salieron de las Molucas y pararon en la isla de Timor. Llevaban bastantes alimentos con las provisiones que hicieron en esa isla. El problema fue que no habían conseguido sal, por lo que muchos alimentos se pudrieron y tuvieron que tirarlos al mar. Ya a la altura de Madagascar, con carencia de alimentos y con riesgo de caer en mano de los portugueses, decidieron no pisar tierra.

Según Pigaffeta:“ Algunos de nosotros, y sobre todo los enfermos, hubiéramos querido tomar tierra en Mozambique, donde hay un establecimiento portugués, porque el barco tenía vías de agua y sobre todo porque no teníamos más alimento que arroz y más bebida que agua…Sin embargo, la mayor parte de la tripulación, esclava más del honor que de su propia vida, decidimos en esforzarnos en regresar a España cualesquiera que fuese en los peligros que tuviéramos que correr”.

Doblaron el cabo de Buena Esperanza y navegaron por el borde occidental de África. Elcano le dice en su carta a Carlos V: “Entre el Cabo de Buena Esperanza y las islas de Cabo verde se nos murieron veintidós hombres”. Pasaron en esa ruta por África toda clase de miserias que se llegaron a hacer insoportables. Decidieron parar en Cabo Verde, echando anclas en el fondeadero de la isla de San Antonio, ya que si no los portugueses hubieran encontrado un barco a la deriva con 40 cadáveres. Al principio fueron bien recibidos y dijeron que volvían de América, mintiendo a los portugueses. A los pocos días y posiblemente por la traición de un portugués que viajaba en La Victoria, los lusos se dieron cuenta del engaño. Elcano que estaba en La Victoria se dio cuenta de las intenciones de nuestros vecinos y ordenó inmediatamente levar anclas dejando a 13 marinos propios en tierra. Los portugueses dispusieron cuatro naves para dar caza a La Victoria. Elcano con viento a favor y utilizando las bombas achicando día y noche, estando tan extenuados como ningún hombre lo ha estado, decidió no parar en las islas Canarias para evitar algún otro problema. El 4 de Septiembre divisaron el cabo de San Vicente y dos días después, el 6 de Setiembre, fondearon en Sanlúcar de Barrameda. Dos días más tarde, el 8 de Setiembre de 1522 llegaron triunfantes y exhaustos a Sevilla amarrando en el muelle trianero de las Muelas, lugar desde donde había salido la expedición 3 años y 28 días antes.

Habían recorrido 46.270 millas marinas. Unos 85.700 kilómetros. La gloria a veces es dulce para algunos, pero amarga para muchos. No quiero endulzar esta hazaña ya que fue bastante trágica. Ni siquiera nos podemos imaginar lo terrible que fue aquello. Recordemos que murieron más de 200 hombres, de escorbuto, de otras enfermedades y en luchas con los indígenas.. Recordar que Magallanes condenó a muerte a 44 tripulantes por la rebelión que se produjo en la zona de la Patagonia, aunque tuvo que conmutar casi todas porque si no sería inviable la navegación de todos los barcos. A pesar de todo, abandonó a dos hombres, a los que consideraba cabecillas, en una isla para que murieran allí. Unos 40 muertos en Filipinas junto a Magallanes en lucha con los indígenas. Los que sobrevivieron tendrían que ser superhombres para aguantar tantas calamidades ¡Una Gloria demasiado cara!

Si usted está leyendo este artículo y nunca vio la réplica de la nao Victoria, le recomiendo que lo haga en la primera ocasión que vuelva a Ferrol o a otro puerto cercano. Cuando la vea con sus propios ojos y después de leer estas líneas, comprenderá mucho mejor la grandeza de nuestro hombres.

Llegados aquí tengo que decir que siempre admiré a los marinos portugueses y a sus hazañas por el mundo a pesar de ser, en aquella época, un país muy pequeño, Les tengo mucho cariño a nuestros hermanos lusos, pero tengo que decir que fueron un poco cabroncetes con nosotros. Recuerdo con una sonrisa aquella frase que me contaba mí padre que decían los portugueses: “Para mariñeiros nos, despois nosos irmaos os ingleses e despois os fillos de puta dos españois que aprenderon de nos” Algo así.

Gloria y Honor a nuestro rey Carlos I que con solo 18 años decidió financiar y apoyar el proyecto de Magallanes.

Gloria y Honor a D. Fernando de Magallanes, marino portugués, Capitán General de la expedición hasta su muerte en Filipinas.

Gloria y Honor al Capitán D. Juan Sebastián Elcano por su arrojo y su determinación al volver por el hemisferio portugués y poder ser así PRIMUS CIRCUMDEDISTI ME.

Gloria y Honor a los 17 hombres que junto con Elcano llegaron a circunnavegar la Tierra .

Gloria y Honor a los más de 200 hombres que fallecieron en esa terrible travesía. ¡Mucha muerte y sufrimiento!

Recuerdo, respeto y perdón a los 15 indígenas que embarcaron, seguro que no voluntariamente, en Tidore. 12 de ellos murieron y tres de ellos llegaron con Elcano a España. Ante Dios todos los seres humanos somos iguales.

Gloria y Honor a nuestra patria, a ESPAÑA por abanderar lo que ya es, más que una hazaña de la gran Historia de nuestro país, una hazaña del ser humano en su lucha contra la adversidad de la naturaleza, lo desconocido, el hambre y el miedo y un ejemplo de determinación y perseverancia.

LA HAZAÑA MÁS AUDAZ DE LA HISTORIA HUMANA es el título de este humilde artículo. Sin lugar a dudas. Dicen muchos historiadores que era mil veces más dificil dar la vuelta al mundo en esa época, que llegar a la Luna cuando lo hicieron los americanos.

Si le preguntamos a los marinos de nuestra ARMADA ESPAÑOLA y a nuestros pescadores y a otros hombres del mar, que conocen realmente lo terrible que es el océano, nos dirían sin ninguna duda que la hazaña de Hernán Cortés fue tremenda, pero la hazaña de Magallanes, de Elcano y de todos sus hombres, es con mucho LA HAZAÑA MÁS AUDAZ DE LA HISTORIA HUMANA.

Quiero en ese día del 500 aniversario, que trasciende a toda la humanidad, dedicarlo como recuerdo a los grandes marinos que tuvo España, y como reconocimiento a los marinos actuales de la ARMADA ESPAÑOLA, por su entrega y por su alta capacidad demostrada en todos los lugares del mundo.

Dedico también esta gran efemérides a nuestros valerosos pescadoresy a todos los hombres del mar que tanto arriesgan su vida cada día.

Dijo Anacarsis, filósofo escita del siglo VI a.C.. “Hay tres tipos de hombres, los vivos, los muertos y los que andan por la mar.” Viejo dicho marinero del Siglo XVI: “La mar es mina do muchos se hacen ricos, y un cementerio do infinitos están enterrados” .

Pues eso. Nada más que decir. ………………. Para finalizar quiero recomendar al lector de este artículo el libro de título LA MITAD DEL MUNDO QUE FUE DE ESPAÑA del profesor D. Ramón Tamames. De él aprendí mucho de la maravillosa historia de España, sobre todo del conocido como Imperio Español, las conquistas y los viajes de nuestros grandes marinos. De este libro saqué muchos datos que aparecen en este artículo. Espero que les agrade y les ayude como me ayudó a mí. En Neda, a 1 de Setiembre de 2022.

En Neda, ABEL GARCÍA LÓPEZ Marinero de la Armada Española. Cuartel de Instrucción. 6º reemplazo de 1976

 

 

 

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3 comentarios

  1. Fenomenal artículo, nos hace sentir muy orgullosos de nuestro pasado y de nuestros marinos de ahora y de entonces.

    Muchas gracias y un saludo!