Inaugurada en el «Torrente» la muestra fotográfica “Ucraniana, la guerra de los civiles”

La Diputación de A Coruña, en colaboración con el Ayuntamiento de Ferrol y la Fundación Anastasio de Gracia, trae a la ciudad naval a exposición “Ucraniana, la guerra de los civiles” de Luis de Vega. Una muestra que está recorriendo numerosas ciudades de España y que compila decenas de fotografías que retratan la cara más humana de las desoladoras consecuencias de la invasión rusa en Ucrania.

La exposición fue inaugurada en la mañana de este martes en el Centro Cultural Torrente Ballester por el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, el teniente alcalde de Ferrol, Rafael Fernández Beceiro, el director general de la Fundación Anastasio de Gracia, Pedro L. Hojas Cancho, y el comisario de la muestra, Miguel Sánchez-Moñita.

Formoso apuntó la importancia del relato periodístico de Vega como fuente esencial y veraz “del drama humano” que está viviendo la población civil ucraniana. “Luis de Vega los acercan a la dura realidad de esta guerra, la situación real del que muchas personas están viviendo en Ucrania”, afirmó.

“Muestras como esta nos recuerdan que la paz es un valor a proteger, que no está garantizado, que hay que defender cada día”, afirmó Formoso, que sostuvo que el objetivo de la Diputación “es sensibilizar a la sociedad de la terrible realidad que se vive a las puertas de Europa”.

“Dramas con nombres y apellidos”, según explicó el comisario de la muestra, que nos acercan la difícil realidad que atraviesa la población civil tras la invasión rusa y que emocionan al espectador.

Pedro Luis Hojas Cancho, director general de la Fundación Anastasio de Gracia, afirmó que «el drama y el dolor de una guerra que no tiene ningún sentido» y recordó los 14 millones de desplazados, la mitad de ellos menores, que tuvieron que abandonar su país y los miles de muertos que causó ya el conflicto.

El reportero Luis de Vega cubrió la invasión rusa de Ucrania desde su inicio como redactor y fotógrafo del diario El País. Aterrizó en Kiev en la tarde de 23 de febrero , pocas horas antes de que el Vladimir Putin ordenara a sus tropas ocupar el país vecino. Su presencia en el lugar le permitió constatar lo que señala la Comisión Independiente que analiza el conflicto sobre lo terreno y que según un informe presentado en octubre ante la Asamblea General de la ONU: «documentó pautas de ejecuciones sumarias, confinamiento ilegal, tortura, maltrato, violaciones y otros actos de violencia sexual cometidos en zonas ocupadas por las fuerzas armadas rusas en las cuatro regiones donde llevó a cabo a investigación (Kiev, Chernihiv, Kharkiv y Sumy) en las primeras semanas de la invasión»

Desde entonces, unos 14 de los 40 millones de ucranianos tuvieron que abandonar su casa, y casi ocho salieron del país, la mayoría con destino a otros lugares de Europa. Otros siete millones son desplazados internos y más de la mitad de los 7,5 millones de niños de Ucrania se vieron expulsados por la guerra, según Unicef.

La cifra de civiles muertos asciende a un total de 6.306 hasta el mes de octubre, según datos de Naciones Unidas, de ellos, 397 son menores. El Banco Mundial estima que a lo largo de 2022 la economía del país se va a contraer hasta un 45%. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo había calculado que, de alargarse la guerra hasta finales de 2022, como finalmente aconteció, podrían perderse 18 años de progreso socioeconómico en Ucrania.

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