Cuando un amigo se va queda un espacio vacio

Pedro SánzPedro E. Sanz Sánchez

“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío”, así comienza la canción de Alberto Cortez y que siempre viene  al recuerdo cuando efectivamente un amigo fallece, sin más, y te deja sin avisar, de repente.

Permítanme los lectores que hoy dedique este editorial a la ausencia de un amigo. Un compañero en las tareas de Galicia Ártabra Digital, Emilio Carles, que hace unos días ha dejado este mundo cuando menos lo esperábamos.

Comenzamos este hermoso proyecto de diario digital, la prensa del futuro, junto con su esposa y él estaba entusiasmado  por lo que día a día, poco a poco, lográbamos alcanzar.

Emilio era un hombre bueno y un buen hombre, amable, amigo de los amigos, para algunos “un desconocido” hasta que lo conocían a fondo y entonces se daban cuenta de su bonhomía, un amante de Neda, en donde se encuentra la casona familiar de los Ribero.

Pasó por lo que muchos pasaron, no todos los caminos son de flores, pero su buen hacer, su amistad y sobre todo  la compañía de Tonia hacían de él un hombre extraordinario.

Dijo Benjamín Flanklin, el científico y político estadounidense, que “un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano”.

Y Emilio, para algunos, era además de amigo… hermano.

Un hombre tan sencillo que siempre dijo que caso de fallecer no quería “celebraciones” y así se cumplieron sus deseos, ni esquelas, velatorio, flores, solamente una misa por su eterno descanso y una incineración.

Así, un hombre que siempre trataba de pasar desapercibido lo hizo hasta en el momento de su muerte, que nadie esperaba.

Pero…la vida sigue. No podemos quedarnos parados y convertirnos en estatuas de sal.

A Tonia, nuestra compañera, y a sus seres queridos  les expresamos una vez más nuestro sincero pésame y les recordamos que somos sus amigos.

Y como decía Alberto Cortez..

Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.
Cuando un amigo se va
una estrella se ha perdido
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.
Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a revelar
el duende manso del vino.
Cuando un amigo se va
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.
Cuando un amigo se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.
Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

PD/ Hablando de amigos nos alegramos mucho de la labor en el campo periodístico de nuestra amiga Pepa Antón, con su “contra crónica” de los lunes en el diario “La Gaceta”. Pepa es una buena analista política, y sobre todo una buena ferrolana que sabe coger “el toro por los cuernos”.

Y hablando de “La Gaceta”, buena entrevista, en exclusiva, la que hizo el ferrolano Pedro Santos al ex presidente de Colombia Álvaro Uribe .

 

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