Los nuevos alemanes

Antonio Miguel Carmona-(director diario progresista)

antonio miguel carmona-1Si buscan informes, declaraciones y datos en la Agencia Federal de Empleo de Alemania advertirán que esta nación necesita doscientos mil trabajadores cualificados al año, al menos hasta 2020, para alimentar su estructura productiva. ¿Por qué?

El diseño que tienen en la cabeza los conservadores alemanes –de derechas y de izquierdas-, no es otro que una Europa con al menos dos velocidades. Una, cuya estructura productiva se sustenta en bienes y servicios intensivos en tecnología, capital y formación. La otra, como sería el caso de España, con una estructura productiva de bienes y servicios intensivos en trabajo con salarios relativos menores, con escasa complejidad tecnológica y baja en capitalización.

Por eso, según ese esquema, España necesitaría trabajadores baratos y Alemania trabajadores cualificados. Lo primero se consigue con una reforma laboral destinada a precarizar el trabajo, facilitar el despido y debilitar la contratación.

Lo segundo, el hecho de que Alemania necesita trabajadores cualificados para seguir ese modelo premeditado, no se puede hacer de la noche a la mañana. Alemania, como digo, necesitaría doscientos mil trabajadores cualificados al año al menos hasta 2020.

¿De dónde los va a conseguir? Sin lugar a dudas de los países del sur, lugar donde estos ciudadanos jóvenes esperan pacientes en las colas del desempleo sin más futuro que ver día tras día la palabrería de sus gobernantes rendidos ante los conservadores alemanes, de un lado y de otro.

Por eso, conocedores de esta doble velocidad, de este lugar en el basurero económico al que nos quieren colocar los conservadores alemanes –de derechas y de izquierdas-, los responsables económicos de Alemania se apresuran a invitar a nuestros jóvenes a trabajar en la república federal.

Por eso el ministro de Economía y vicepresidente económico, Philipp Rösler acaba de invitar a los jóvenes españoles, formados con los impuestos y el esfuerzo de nuestro país, a depositar su valor añadido en Hamburgo o en Munich.

Cambiarán la ley para que puedan nuestros hijos acogerse a la doble nacionalidad hasta ahora prohibida. Dirán, como señala la ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen, que van a hacerlo por evitar el sufrimiento a varias generaciones perdidas de buenos profesionales jóvenes del sur de Europa.

Pero alemán no se hace, se nace. La solución no es emigrar en un momento en la historia de España en la que nuestros políticos, nuestros parlamentarios, nuestros estadistas, no están a la altura siquiera de los tiempos que les ha tocado vivir.

La solución no es, con todos mis respetos, hacerse alemanes. La solución es cambiar a los conservadores españoles –de derechas y de izquierdas-, por políticos que sí estén a la altura de las circunstancias.

 

 

 

 

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