Del origen de los maragatos a la «democratización» del polo de Faustino del Palacio

maria-fidalgo-aMaría Fidalgo Casares. Doctora en Historia.

El conocido periodista Ángel Padín en “Los arrieros maragatos y la comunicación”, hace una interesante incursión en el poco conocido mundo de esta comarca leonesa, cuyo origen despierta en los historiadores una apasionante controversia. Desde las teorías de que su origen es púnico-semita, a que son astures, magrebíes, a su más que evidente filiación celta. Curioso es que todos los investigadores apoyan sus teorías en las posibles etimologías de palabra maragato. El pro púnico Padre Sarmiento afirmaba que sin duda procedían de los cartagineses perseguidos por los romanos que se refugiaron en las montañas de Astorga, recibiendo el nombre de “maurellos o mourellos”, que ya eran citados en el Concilio de Lugo. Para los de la teoría astur, maragato sería la derivación de mericator, mercador, mercader- su actividad principal desde que se tienen noticias-, para los filocélticos proviene de los términos Marc-Hekaat o Mar-kaat , que empleaban los celtas como sinónimo de cabalgar ,-Marc`h significaba en aquel lenguaje caballo- y el prestigioso arabista Reinhardt Dozy los hace descender de los bereberes afincados en Astorga y considera que maragato sería una clara evolución lingüística desde “mauricapti” (moros cautivos)… Apasionante.

La maragatería no era una zona aislada, sino abierta y cruzada por vías romanas primero y por el Camino de Santiago después. Su tránsito no se interrumpía ni de día ni de noche, era el paso natural y frecuentado entre Galicia y la meseta. Sus habitantes tuvieron siempre vocación nómada y caminera e hicieron de ella su oficio, la arriería hasta el siglo XIX, en el XX con la llegada del ferrocarril, se ven abocados a emigrar y se orientan a los establecimientos comerciales de paños y ultramarinos, uno de estos maragatos Faustino del Palacio, es el protagonista de mi historia.

La intrahistoria de una ciudad puede escribirse con sólo recordar objetos, lugares, momentos y anécdotas vividas en tiempos pretéritos. Nuestras calles y barrios están llenos de viejas historias de niñez o juventud. Y los que tenemos el privilegio de poder escribir, tenemos la oportunidad de dar un reconocimiento, o al menos dedicar un recuerdo, a personas que están en nuestra memoria y que tal vez nunca repararon en nosotros, y que ni siquiera fueron conscientes del papel que desempeñaron. Faustino del Palacio no sólo fue parte de la intrahistoria de la ciudad, sino del entrañable mundo infantil de los niños de los 60, unos niños a los que no se nos escuchaba, y que apenas nadie sabía nuestros nombres, pero que gozábamos de una libertad y autonomía impensable en los tiempos de ahora.

Faustino del Palacio Alonso fue un maragato, hijo, nieto y bisnieto de maragatos que llegó a Galicia, con el intrínseco adn genético de los de su comarca. La endogamia es uno de los rasgos de esta comunidad como mecanismo de cohesión familiar, al igual que la covada, extraña costumbre ancestral en la que cuando la mujer da a luz el hombre se mete en la cama simulando los dolores del parto y una vez nacido el niño desde la cama y con el niño en brazos recibe las felicitaciones y parabienes de sus familiares, vecinos, amigos, etc.

Era oriundo de Rabanal del Camino, en el que todavía sus descendientes conservan la casa familiar y que por casualidades de la vida tuve el gusto de visitar. Es una típica casa maragata, con un gran portón que da paso a un regio y empedrado patio central en el que se guardaban los carros. Faustino llegó a Ferrol, donde su hermana, más concretamente hermanastra ya que eran hermanos de padre, y su cuñado estaban ya instalados.

El cuñado, también era maragato y del mismo pueblo que él y había llegado años atrás a trabajar en Galicia, ya que su madre era una González Botas, de la familia que tanta importancia comercial tuvo a comienzos del siglo XX,  volvió a Rabanal a casarse con la hermanastra de Faustino, ( aunque ambos se apellidaban igual al haberse casado el padre de ambos con dos hermanas, -no es que fuera bígamo, sino que a la muerte de su hermana se casó con su cuñada- ). A la vuelta a Galicia, Faustino el hermanastro de la desposada, los acompaña.

maria fidalgo-faustinoFaustino del Palacio Alonso rompería esta endogámica tradición familiar y se casó con Teófila Hernández, “Filo”, que era de Valladolid ( muríó hace apenas un año casi centenaria, con la que vivió en la calle Gravina y que le daría cuatro hijos de los que hoy sobreviven dos). Eligió para montar su negocio un local pequeño, pero muy bien situado, en la calle Méndez Núñez casi esquina con Real.

Un ostentoso letrero de caligrafía exquisita exponía su nombre en la fachada y como el muro era estrecho ya que poseía dos vanos, las letras estaban colocadas en diagonal, lo que curiosamente las hacía más atractivas.

Las tiendas de ultramarinos, también llamadas anteriormente almacén de coloniales o colmados, recibían este nombre porque muchos de los productos alimenticios que entonces se consumían llegaban de las colonias de Ultramar, que es de donde proceden las palabras “colonial” y “ultramarinos”. Los ultramarinos eran productos que llegaban de más allende los mares, especialmente de América y Asia, de donde venían generalmente especies como la canela y el azafrán, pero también el té y el café.

Se vendían otros productos que se despachan a granel como legumbres y productos frescos como huevos de la zona y verduras, comida envasada en lata, escabeches, pastas, galletas, productos de limpieza, vino y bebidas… Cuando se entraba en este establecimiento se detectaba un conjunto de aromas mezclados que lo caracterizaba.

La estructura de su tienda tenía una forma similar a las de todos los ultramarinos aunque por sus pequeñas dimensiones tenía un aspecto más de almacén que de tienda. Era un zaguán umbrío y fresco, y en el centro había un ancho mostrador corrido cubierto por un mármol blanco. En las paredes, estanterías mostraban latas de conservas, paquetes de legumbres, azúcar, fideos, aceite, y, en fin, un poco de todo lo necesario para abastecer las necesidades de la vecindad, sin olvidar de una gran torre de paquetes de papel higiénico El Elefante.

Detrás del mostrador, la pared estaba llena de cajones que abrían hasta la mitad girando por la parte inferior, cada uno dedicado a un tipo de producto separados por tamaño o calidades: arroz, garbanzos, lentejas, judías, etc. Dentro de los cajones estaban los cacillos para ir echando a la balanza y proceder a la pesada. Tenía los instrumentos típicos, para medir, aparte de los cazos, la preciosa balanza para hacer pesadas -la más tradicional entonces era la balanza romana-, guillotinas para cortar bacalao en salazón, que Faustino manejaba con habilidad y rapidez, molinillos de café, un medidor de aceite sobre un bidón que se encontraba debajo del mostrador… que hoy harían las delicias de un museo etnográfico.

En la parte del público, frente al mostrador había un pequeño banco corrido de madera y en el suelo un grupo de sacos de arpillera con productos que iba rellenando con palas de los cajones. En un rincón había una caja redonda de madera con sardinas arenques y el manubrio que servía para llenar las botellas de aceite que traían los clientes. En el techo colgaban gigantescos bacalaos en salazón. Fue de los primeros tenderos que apostó por la leche envasada y su establecimiento fue pionero en la venta de las leches pasterizadas de bolsa Leyma.

De carácter amable y bondadoso, vestía generalmente con una bata o mandilón gris y era difícil no verlo con su lápiz en la oreja… no recuerdo que tuviera dependientes. No tenía caja registradora, hacía las cuentas en trozos de papel de estraza en los que envolvía los productos con una inusitada rapidez para sumar. Aquellos que tenían cuenta se lo apuntaba en una libreta apaisada.

Yo solía ir a comprar algunos “desavíos”, cosas que faltaban en el último momento, generalmente vino para la comida, y yo iba con apenas 5 años con una bolsita de red con el “ casco”. En el banquito de la entrada solía haber ancianos que te preguntaban quien eras y te contaban algo sobre tu historia familiar que en aquellos tiempos no te importaba nada, pero ahora me encantaría escuchar.

La tienda de Faustino, fue parte del triángulo mágico de los niños de los 60 formado por la tiendecita de golosinas y revistas de la dulcísima y encantadora Pacucha, el de la Plaza de Amboage…y la extensión dominical del Kiosko del Rena al que los niños de la zona acudían en tropel cada domingo daba igual la película que pusieran.

La relación de Faustino con los niños era a través de los polos. Para los niños de Amboage, Faustino con su aguda inteligencia maragata diseñó “ Los polos de Faustino” unos polos caseros que eran simples hielos de refresco de naranja y cola que tenían en la base un palillo de dientes para poder sujetarlos. Él los vendía a 50 cm cuando los normales rondaban las 8-10 pesetas. Si tenías suerte de tener un duro podías invitar a todos tus amigos y te sobraba dinero. Nunca perdía la paciencia cuando los niños nos agolpábamos de puntillas para ver como extraía del congelador la ansiada bandeja. De hecho cuando venían niños de otras ciudades o barrios, se los mostrábamos orgullosos, cuales niños privilegiados. Poco importaba que a la cuarta o quinta “chupada” sólo quedara hielo. De hecho, no hay niños de Amboage que no los recuerden, estos polos han permanecido, al igual que Faustino, en la memoria colectiva de todos los que fuimos niños de entonces como un símbolo de lo que ahora se llaman “hitos de la infancia”… Hoy podría considerarse ampulosamente que hizo una gran labor social, ya que Faustino logró que algo casi inaccesible estuviera al alcance de todos los niños sin distinción….

Y aunque este artículo iba a ser sobre los maragatos, como soy de aquellos a los que nos gusta recordar tiempos, lugares, momentos vividos y a aquellas personas que conocimos y no olvidamos, porque de alguna forma es una forma de volver a vivir, quería con gratitud dedicar este recuerdo a Faustino del Palacio, el maragato que “democratizó” los polos, el refrescante manjar infantil.

 

 

 

 

 

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