Galicia Ártabra Digital Noticias de Ferrol y la comarca de Ferrolterra.
Ferrol agoniza. La principal fuente de ingresos de sus habitantes, Navantia, está en peligro. Sí cae Navantia cae toda la comarca. Y lo saben hasta los niños. Pero la ciudad decidió no rendirse y todos los sectores unieron esfuerzos y se pusieron al asunto. Para eso se creó una plataforma bajo el lema «Ferrolterra exige soluciones» en el que están implicados todos los sindicatos, organizaciones políticas, de comerciantes, de hostelería y la ciudadanía en su conjunto.
Como ocurrió con la catástrofe del Prestige, editaron unas banderas que lucen en las tiendas, los centros de enseñanza, las asociaciones vecinales y en las ventanas de las casas. Su objetivo: llamar a la atención para salvar la ciudad y su principal fuente de riqueza, Navantia.
Y para llamar a la atención han convocado un acto para este viernes, día 29 de noviembre, al que está llamada a que participen toda la ciudad y su comarca, a partir de las 19:30 horas. A esa hora está prevista la presentación de una corta/documental titulado «Carga de dignidad» y a las 21:00 horas, en la Plaza de Armas, ante el Ayuntamiento, comenzará la «Noche de difuntos«. Allí habrá música, vídeo, calabazas, cirios y está previsto que se despliegue una enorme bandera de 5 metros con el lema «Ferrolterra exige soluciones».
El último barco
En 10 días se acabó para Navantia la carga de trabajo, porque ese es el plazo establecido para la entrega del último barco que queda en las suyas gradas. Con él partirán también las esperanzas de las aproximadamente últimas 800 personas de las empresas auxiliares que trabajan para el astillero en nuevas construcciones.
800 personas más a engrosar las listas del paro, que en Ferrol bate marcas porque es la ciudad con el índice de desempleo más elevado de Galicia. Un 33,8% según los datos de la EPA del II Trimestre, rebajados hasta el 28% en el III gracias a la contratación estacional, mas que se volverán a disparar ante la situación que se avecina.
La agonía fue lenta. La ciudad perdió miles de habitantes en los últimos años a un ritmo directamente proporcional a la disminución de contratos para el naval. De hecho, si en el año 2000 había 81.691 habitantes, la 1 de enero de 2012, último dato del padrón, tan sólo quedaban 71.997 vecinos y vecinas.
El personal fijo tampoco lo tiene más fácil. Las 2.200 personas que aun mantienen su puesto de trabajo pasarán a una situación de sub actividad y con un futuro más que incierto, porque ya hay voces que hablan de reestructuración.
Floteles
Si la situación descrita es grave, más lo es la escasa esperanza de futuro. No hay inversión ninguna prevista. La última partida habilitada por el Consejo de Ministros para Navantia fue a parar al astillero de Cartagena en forma de crédito para financiar la reparación del prototipo de submarino que no flota. PEMEX no decidió aun con respecto de los prometidos floteles del Presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo -muy al contrario, lo que hizo es adquirir el astillero vigués Barreiras- y tampoco se incluyó partida alguna para la construcción del dique flotante ni en los presupuestos generales del Estado, ni en los de la Xunta.
Comercio y hostelería
El monocultivo económico -pese a las sucesivas declaraciones de ZUR (Zona de Urgente Reindustrialización), ZID (Zona Industrial en Declive) y demás planes industriales errados- provocó una dependencia casi exclusiva de los recursos procedentes del sector naval. Tal es así que se calcula que unos 18.000 puestos de trabajo dependen, en la comarca, directa o indirectamente de este sector.
El deterioro económico de la ciudad llegó a tal punto que las calles presentan un panorama desolador y hoy casi son más los escaparates en los que cuelgan carteles de «Véndese», «Se alquila o «En traspaso» que los de aquellos que anuncian «Rebaixas».
Frente al pesimismo reinante y a falta de expectativas, la ciudad se levantó y decidió no rendirse. La del viernes será la primera de las muchas movilizaciones ciudadanas que se convocarán. Lo que se necesita es que los medios de comunicación se impliquen con estas acciones, para evitar que la ciudad pase la historia como ejemplo de desierto industrial.
