Escuela de Artes y Oficios: Pionera en Galicia, ejemplar en su actividad

manuel galdo-fotoManuel Galdo-

El paro nos ahoga, el absentismo estudiantil es abrumador, los jubilados pululan por la ciudad en número creciente, y todos ellos en su conjunto son un magnífico caldo de cultivo para desde los estamentos oportunos, léase Ayuntamiento, plantearse seriamente la recuperación de una de las entidades que fue, además de pionera en Galicia, ejemplar en su actividad.

Diversos autores ferrolanos entre los que se cuentan Esperanza Piñeiro , Guillermo Llorca Freire en su artículo de La Voz de 25-1-78, y también la prensa escrita hicieron eco en su momento de las ventajas de contar en la ciudad con un centro que por sus peculiaridades vendría a desempeñar una doble función: ocupar el tiempo de ocio y fomentar la práctica de las artes y oficios.

Algunos pensarán, no sin razón, que nuestra economía no está para inversiones innecesarias, pero siendo esto muy cierto, a los que así piensan habría que hacerles notar varios argumentos que pueden echar por tierra sus planteamientos: El interés demostrado por los ferrolanos por las actividades artísticas, la necesidad de ocupar el tiempo de ocio, de los jóvenes y de quienes no lo son tanto, y la de mantener, preservando así su desaparición, los oficios como legado cultural indiscutible.

galdo-23-1El Ayuntamiento debería asumir sin dilación la re-instauración en Ferrol de la que sería la segunda Escuela de Artes y Oficios, ya que la primera fue inaugurada en 1882 siendo por aquel entonces pionera en Galicia, y ejemplar en su actividad, toda vez que en el curso 1898-99 había matriculados en la escuela ferrolana 644 alumnos, de los cuales 253 eran mujeres, que eran instruidos en asignaturas como “Estereotomía y Elementos de construcción naval” y oficios -en aquellos tiempos- con un marcado carácter femenino: Bordados, confección, encaje, formaban parte de la oferta educativa. Ni que decir tiene que el abanico de posibilidades actuales, en cuanto a la oferta formativa se refiere, supera ampliamente la que en aquellos tiempos se ofrecía.

galdo-23-3El fin último de la casa de artes y oficios, como popularmente se le conocía, fue “ la instrucción en los oficios de las clases populares”, a día de hoy este planteamiento un tanto clasista es obsoleto, toda vez que es “toda” la sociedad quien ahora demanda la necesidad del conocimiento y la práctica de las distintas disciplinas. En nuestra ciudad abundan profesionales y artistas de toda índole, así como especialistas doctos en las materias necesarias por una parte y destinatarios ávidos de adquirir conocimientos e instrucción técnica relativa a los mismos por otra: Oferta y demanda, ¿que más necesitamos?. Solo una cosa: la necesaria la implicación por parte de quien puede “nuevamente” llevar a buen término esta demanda ciudadana: El Ayuntamiento.

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