¿Puede ser la Reina Letizia el "enemigo en casa" de la monarquía?

maria-fidalgo-aMaría Fidalgo Casares. Doctora en Historia
Pese a que se han detectado algunos cambios en la actitud de la ya reina Letizia, todavía existen serias dudas sobre la idoneidad de la inminente reina consorte. No por sus circunstancias personales y sociales que tanto molestaron a ciertos sectores, sino por la trayectoria que ha desarrollado en sus años de Princesa de Asturias que ha distado mucho de seguir “el ejemplo impagable de la reina” que anunció en su presentación como Princesa de Asturias. Nada que ver.

Esto podría constituir uno de los lastres principales con los que comenzaría el reinado del nuevo Borbón. En las encuestas que realiza cada quince días la Casa Real, Letizia aparece desde hace años imbatida como la persona peor valorada… y eso que es la menos salpicada en el escándalo Urdangarín, que fue el mayor varapalo de imagen para la institución. Incluso con el rey bajo mínimos en pleno affaire Botswanacorinés, el monarca superaba en puntos a la consorte.

En la foto de la izquierda Doña Letizia recién casada, a la derecha en la actualidad.
En la foto de la izquierda Doña Letizia recién casada, a la derecha en la actualidad.

VALORACIÓN DEL REY FELIPE VS. RECHAZO A LETIZIA

Es un hecho pues incontestable la alta valoración del nuevo rey y el abierto rechazo a Letizia. Sus desafectos se cuentan en las filas de los poderosos: nobleza de sangre y dinero, gran burguesía, ambientes políticos y empresariales. pero lo más alarmante es que la desafección ha llegado al pueblo llano y la clase media a los que en un principio tanto convenció y hasta fascinó. Tampoco hay que olvidarse de los republicanos radicales de izquierdas, que en época de Juan Carlos parecían dormidos, pero hoy están más activos que nunca.

La subida al trono de Letizia Ortiz aparece en una tesitura de deterioro de su convivencia marital y cierta desgana en el desempeño de sus tareas y las obligaciones ligadas a su privilegiado cargo. El manifestar querer ser princesa de lunes a viernes, viajes de placer en solitario, visitas a amigos en el extranjero, noches de copas de soltera y comportamientos impropios con la prensa o con ciudadanos que portaban móviles en su cercanía testimonian una conducta que una princesa consorte no podría permitirse, pero que a una reina descalificaría de forma contundente… Apezarena en su libro “Felipe y Letizia, la conquista del trono” afirma que su comportamiento fue tan improcedente que en Zarzuela llegaron a llamarle al orden. Según el mismo autor llegaron a tomarse medidas pero no funcionaron.

El conocido periodista Raúl del Pozo relata un episodio más reciente en que Letizia llegó a burlarse del príncipe en público con prepotencia demostrando su falta de respeto a la institución y exhibiendo con descaro que le importa poco su imagen pública y la del príncipe. Incluso en el mismo artículo comentó que estos comportamientos suponían un riesgo para la estabilidad del país y para la Monarquía parlamentaria.

CUESTIONES PRIMORDIALES

¿Irresponsabilidad? ¿Ganas de notoriedad?… ¿Desafío a las instituciones?… ¿Necedad?…, incluso se ha hablado de un “guiño al republicanismo” que francamente ya sería el colmo en esta difícil tesitura. La idea de un divorcio que parecía inminente hace unos meses y que podría haberle beneficiado al rey Felipe como analizamos en el exitoso artículo de Galicia ÁrtabraLetizia una princesa muy poco conveniente?«- es una idea que parece por el momento abandonada.

Desde el inicio, la derecha conservadora alertó de lo inapropiado de la candidata, algo que fue contrarrestado por unos medios de comunicación entregados, que ponderaron su persona, rozando algunos el cortesanismo más servil.

Se exhibió a Letizia como un impagable tesoro, portadora de tres joyas valiosísimas para la modernización de la caduca institución: origen humilde, que le haría conectar y contemporaneizar con el pueblo como ninguna otra reina española habría logrado, una brillante preparación intelectual y profesional que le haría destacar sobre princesas europeas con cinco idiomas, expertas en protocolo y educadas para el cargo desde la cuna, y miembro de una dinastía de periodistas que aseguraba su capacidad de transmisión y comunicación con la ciudadanía. Para mayor adorno del futuro cargo de la consorte se potenciaron sus profundas raíces asturianas tan ad hoc al título que llevaría.

Doña Leticia en cazadora y vaqueros, su marido de gala, exhibiendo delgadez extrema, sport en acto militar, marcando nalgas, pechera pin-up con Hollande.
Doña Leticia en cazadora y vaqueros, su marido de gala, exhibiendo delgadez extrema, sport en acto militar, marcando nalgas, pechera pin-up con Hollande.

LA HAGIOGRAFÍA SE FUE DESVIRTUANDO

Pero el tiempo pone las cosas en su sitio y la hagiografía se fue desvirtuando. La dinastía no era tal, de la altísima preparación intelectual jamás se supo, los brillantes discursos de su mente no salieron de su boca, no sabía más idioma que un inglés muy básico y sus meteduras de pata comenzaron a comentarse. Hasta la asturianía se mostró impostada al conocerse que su familia materna en su totalidad madrileño-alicantina, su asturianísima abuela paterna Menchu resultó ser de un pequeño pueblo de Valladolid y ni ella ni su familia cercana poseían ni vivienda en la comunidad…hasta la bucólica abuela que tan bien quedaba en la casita de la montaña pronto se mudó a la rutilante Marbella.

Pero dejando a un lado pecatas minutas lo realmente grave es que su valor más obvio y preciado, su previsible cercanía al pueblo, jamás se manifestó. Siempre apareció distante y nunca se esforzó en mostrar signos de empatía con el pueblo del que procedía. Salvo usuales visitas protocolarias y asistencia a congresos, no se la vio frecuentando comedores sociales, ni ayudando a desheredados, y menos ensangrentándose con heridos como hacía la frívola Lady Di… Contra todo pronóstico en una profesional que tanto había valorado su intelecto, y más propio de modelos y vedettes, comenzó a hacer una exhibición ostentosa de frivolidad e insustancialidad con una obsesión estética que le hizo retocar todas las partes de su rostro hasta hacerlo irreconocible, algo injustificable por razones de imagen y a todas luces lujo superfluo e innecesario ya que era de por sí una mujer muy atractiva.

Irresponsabilidad y hasta insensibilidad hacia la nación que representaba. Mal mensaje mandaba a la ciudadanía en plena recesión con millones de parados, y centenas de miles de familias pasando necesidad. Se apuntó que podría ser reflejo de un posible desequilibrio psicológico acentuado con esa extrema delgadez de la que hace gala y que suscitó ríos de tinta sobre una posible anorexia nerviosa. Se abrió ente ella y el vulgo una brecha insalvable,. Sin embargo, Felipe de Borbón iba ganando enteros.

EL EJEMPLO DE LA REINA SOFÍA

Letizia en su condición de heredera consorte ha jugado a traspasar peligrosamente los límites y sus asesores esta vez no estéticos ni estilísticos, sino conductuales tienen que trabajar en un cambio drástico en diferentes órdenes de su vida para estar a la altura y seguir esta vez en serio “el ejemplo impagable de la reina”:

1) Asumir que está al servicio de los españoles como representación de la nación a cualquier hora y en cualquier momento  que se la necesite. No se puede permitir escapadas sin que se conozca su paradero y menos coincidiendo con eventos que exijan su presencia.

2) No puede imponer su opinión en contra del protocolo Aunque parece que le cuesta entenderlo, exhibir su personalidad y belleza a través de la indumentaria poco reglamentaria y ceñirse cual una segunda piel no son los objetivos de los actos públicos a los que acude en calidad de miembro real consorte, sino la presencia y apoyo de la institución. El respeto al protocolo y el decoro institucional sobre todo en actos militares y religiosos está por encima de su protagonismo e independencia. El que esté tan satisfecha de su esbeltez como evidencia su recurrencia a mostrar de forma innecesaria sus brazos y piernas de extrema delgadez es algo que no debería hacer cuando esté representando a una nación. Especialmente sangrante son sus faltas de decoro en actos militares como se ha visto en la entrega de despachos, con pantalones sport, negarse a cubrirse la cabeza delante del Papa Francisco en símbolo de respeto como jefe de los católicos, no llevar traje largo como exigía el protocolo en la Proclamación de su marido, o marcando una pechera de cuarentona obregonizada en su reciente visita a Francia.

3) Controlar a la familia Ortiz Rocasolano. Sabe el daño que los adlateres han hecho a la institución, y ahí debe ser firme en el ejemplo de honestidad y actitud intachable. Durante estos años su comportamiento ha sido muy criticable. El aceptar premios de dudoso merecimiento como el de su abuela en Periodismo, o el de su madre como labor humanitaria… Percibir sueldos y cargos que jamás se hubieran pagado de no ser por el parentesco. Actitudes como la de su madre sorprendida copiando en el examen. Su hermana, denunciando acoso mediático tildando a los medios de comunicación de “mafia y pordioseros» pero beneficiándose de sueldos millonarios por su condición de hermanísima, la oscura implicación en alzamiento de bienes de padre, tía y abuela, Sin olvidar el poco difundido pero demoledor libro de su primo David Rocasolano muy cercano a ella ya que era su abogado personal. La última perla es la de la Tía Henar manifestándose a favor de la república…

4) Accesibilidad en la exposición a los medios. La sobreprotección que ejerce sobre sus hijas está fuera de lugar y tiene que cesar, máxime cuando la mayor será Princesa de Asturias. No permite que las infantas Leonor y Sofía sean retratadas con normalidad. Reclama la privacidad de una familia que es la más pública de España y como tal debe ser accesible. Es un precio que tiene que pagar. A cambio sus hijas disfrutan de un status privilegiado, social, sanitario, educacional, acomodaticio que pocos pueden permitirse. Que la infanta Leonor sea la única heredera europea que acuda a colegio privado es algo que también debería corregirse.

5) Actitud. Los Borbones se han caracterizado por su cercanía, accesibilidad e incluso campechanía lo que ha constituido sin duda una de las claves del afecto de los ciudadanos a la institución. Nada de eso ha mostrado Leticia en sus años de Princesa sino altivez, indiferencia tensión… Altivez que afectaría incluso al servicio de la Casa Real según asegura Alfonso Ceballos-Escalera, asesor de la Casa del Rey entre 1990 y 1999. Sus críticos consideraban que en esto las carencias eran muy graves y que debería emplearse a fondo “si no le sale que haga un curso de arte dramático”. Sin embargo en este punto, sí ha habido un cambio drástico desde que es Reina, sonríe siempre… el problema es que esta neo-sonrisa no es interpretada precisamente de forma favorable por su repentina aparición y coincidiendo con el acceso al trono. Asimismo su frenética carrera de transformación estética debe cesar. Es de una frivolidad apabullante en tiempos de crisis.

6) Mejorar su relación con las casas reales. Uno de los activos de la Familia Real española es la fluida relación con las familias reales tanto de Europa como el resto de los continentes, algo que se ha resentido desde la llegada de Letizia y Felipe que mantienen una relación muy distante con los demás príncipes y reyes de Europa que se ha justificado por la escasa preparación idiomática de Letizia y su poca consonancia con sus miembros que se conocen desde la infancia. Letizia debe prepararse en idiomas y formarse con más tesón en protocolo.

La Reina Letizia tiene por delante un largo y difícil recorrido, lastrado no por su incapacidad de ejercer bien su cargo profesionalmente, que salvo excepciones lo suele hacer con diligencia y corrección, sino por su propia personalidad. En su mano está el solucionarlo. Sólo debe tomar conciencia del daño que puede hacer a la institución que representa y hacer sus deberes. Si no quiere o no puede recuperar las asignaturas que ha suspendido como consorte del heredero en su mano está dejar la carrera de reina.

Felipe VI aún más valorado que nunca comienza su reinado con sólidos frentes abiertos. Esperemos que la monarquía no tenga el enemigo en casa.

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3 comentarios

  1. Vaya ridiculez de artículo. Una sandez tras otra, sin fundamento alguno más que la inquina personal. Letizia no es Sofía, ni falta que hace. Sofía fue una gran profesional, que lo que ha demostrado es que aguantaba muy bien los cuernos. Genial para la época de mi abuela, pero espero que en eso Letizia, que tiene que ser reflejo de la sociedad que representa, no la imite. En cuanto al vestuario, me parece absolutamente patético que, a estas alturas, una mujer despedace públicamente a otra, sea quien sea, por su aspecto físico. La que se lo tiene que hacer mirar eres tú. Hay mucha princesa frustrada en este país!!

  2. manuela andion

    Buen artículo. Yo estuve presente en la catedral como invitada y la tuve delante las dos horas que duró el acto. Lo peor no fue solo que no se persignara en el evangelio como hicieron TODOS los políticos e invitados, y que no respondiera ni amén en ningún momento de la liturgia, lo peor fue su cara constante de desprecio, rascándose el brazo, mirándose la muñeca, colocándose el pelo, ninguneando al arzobispo que les dedicó de manera personal la homilía. Felipe asentía, sonreía y daba las gracias: ella ni lo miró, solo se humedecía los labios y miraba para los lados cuando tocaba mirar de frente con actitud solemne. Efectivamente, como es tan hipster, se rinde ante el respeto a las culturas y religiones foráneas, pero no mostró ningún respeto ni solidaridad con todos los que estuvimos en la Catedral, rezando juntos o sencillamente participando en un acto solemne y comunitario. Y luego la prensa cortesana y corta de vista, solo saca su cara de susto ante el botafumeiro.. País.. Y de acuerdo, que abandone la carrera de reina, que no es lo suyo.

  3. Patricia. Respeto tu opinión, pero discrepo en varias cosas… No creo en la solidarida femenina y defender a alguien por ser mujer… creo en las personas sin distinción de génerto.
    Es un artículo aunque frívolo, dado el tema que toca, tiene todos los fundamentos que creo explico en detalle.
    En cuanto a la inquina personal, te aseguro que no la hay. Y en cuanto a tus alusiones a mi persona creo que sobran y te descalifican.
    Este artículo es el reflejo de opiiniones que consideran que una consorte bien pagada debe cumplir con su cargo dignamente en actitudes e indumentaria. Si queiseramos actualización… serái contraproducente el manenimiento de la monarquia. Queremos una reina , no una vedette.
    Mis artículos sobre Letizia Ortiz, para que lo sepa ya que dice que no tienen fundamento son de los más valorados con respcto a la Reina Letizia… y no me refiero a esta página. sino en muchos foros y canales de noticias.